El rayo de Stamford Brigde
Van Basten recupera a Arjen Robben, la nueva sensación del fútbol holandés que ha revolucionado al Chelsea con su velocidad y sus goles
Rodeado de cámaras y microfónos, de cronistas holandeses ávidos de una declaración del nuevo chico de oro de la naranja mecánica, hay algo que llama la atención en la imagen de Arjen Robben: esa incipiente alopecia que envejece un rostro imberbe, casi angelical, propio de los 20 años que sólo lleva a cuestas.
Lo envejece también su seriedad, su carácter sobrio y frío, esa forma suya de no inmutarse por nada ni con nadie. Ni siquiera ahora que le llueven los halagos, que medio mundo habla de él, de sus genialidades en la banda izquierda del Chelsea, de un futuro que puede ser más que dorado, a poco que el chico ponga un poco de su parte y todos los augurios se cumplan.
"Es cierto que estoy recibiendo muchos halagos por la forma en la que estoy jugando y eso siempre es bonito", concede el joven holandés, casi reprimiendo la media sonrisa que se le escapa; "pero yo sólo trato de divertirme y de prolongar la racha". Robben acaba de llegar a Barcelona en el grupo de seleccionados por Marco van Basten para disputar el encuentro clasificatorio para el Mundial de Alemania que esta noche (20.30h) enfrenta a Holanda con Andorra en el Mini Estadi y ya es uno de los jugadores más solicitados por la prensa de su país. Todos quieren saber de qué madera está hecho este chico que, sin apenas tiempo para adaptarse al fútbol inglés, ha embalado al Chelsea en la Premier League y en la Champions.
Cocu y Van Basten coinciden: "Es un extremo izquierdo de los que ya no quedan"
Pero es díficil obtener una respuesta de él. Su discurso se repite, casi monocorde. "Yo también estoy un poco sorprendido de mi rápida adaptación", admite, "pero me siento en forma, más fuerte y fresco que antes de la lesión". Se refiere a esa doble fractura en el hueso y en los ligamentos del pie que sufrió durante la pretemporada del conjunto inglés en Estados Unidos y que lo mantuvo apartado dos meses de los terrenos de juego. Fueron tiempos difíciles, horas y horas en el gimnasio y en la piscina, al lado del Rob Brinded, el preparador físico del Chelsea.
Pero ese trabajo ha reforzardo lo que, a decir de muchos, es una de sus mejores cualidades: la velocidad. Desde que Robben regresó al once de Mourinho, es como si un rayo se hubiera instalado en la banda izquierda del Stamford Brigde. Hacía tiempo, mucho tiempo, que no se recordaba en los campos a un extremo izquierdo tan alto y fuerte -mide 1,80 metros y pesa 80 kilos- y que fuese al tiempo tan veloz. "Su velocidad es la misma con y sin balón", destaca Cocu, compañero suyo en la selección. "Además, desborda bien, tiene buen dribling, sabe centrar y es especialista en romper la defensa", añade el ex jugador del Barça. Y en eso, hasta el propio Robben está de acuerdo: "Mi mejor cualidad es saber superar a mis defensores; toda defensa tiene su punto débil y eso es lo que yo busco siempre".
Lo consigue y de qué manera: los cuatro últimos encuentros del Chelsea se cuentan por victorias y en todos Robben dejó su firma en forma de gol. "Es un placer entrenarlo", asegura Van Basten. "Es el típico extremo izquierdo, un jugador muy especial, muy técnico, rápido, con gol y ahora está en forma". "Es de aquellos extremos izquierdos que ya no quedan, que se mueve muy bien entre líneas, dífícil de comparar con algún otro jugador", dice Cocu sobre el que es considerado por algunos como el perfecto sucesor del jugador del Manchester Ryan Giggs.
Pero la meta de Robben, admirador de niño de Romario, parece ser otra: convertirse en el mejor jugador del mundo. Y sobre eso no parece que haya muchas dudas.Van Basten, Cocu y su compañero de selección Landzaat coinciden: "Es muy probable que lo sea". No son los únicos en pensarlo.
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