Ronaldo: "El gol nos hace idénticos"

"¿Pero cómo vas a ser el mejor jugador del mundo si sólo tienes 20 años?", le dijo una mañana, en Lyón, Romario a Ronaldo meses antes del Mundial de Francia. Luego, a un grupo de amigos, en aquel hotel francés, les confesó: "El de los dientes será mi sucesor".

Romario conoció a Ronaldo camino del tetracampeonato, cuando era un crío de 17 años y, además de aparatos de ortodoncia en la dentadura, cargaba los balones de la selección cuando acababan los entrenamientos. Ese verano, el que llamaban Ronaldinho, porque entre los convocados por Carlos Alberto Parreira para el Mundial de Estados Unidos 94 había un central veterano conocido como Ronaldo y que se quedó con el nombre, fichó por el PSV Eindhoven, equipo en el que había jugado Romario tres cursos tras dejar el Vasco da Gama y antes de fichar por el Barça.

Por eso Ronaldo reconoció el viernes, al ser preguntado por el adiós de Romario, que sus carreras deportivas "han seguido un camino paralelo bastante parecido" . Lo justifica en el hecho de haber jugado en el mismo equipo holandés y fichado por el Barcelona a continuación, pero también por la decepción que, de una manera diferente, sufrieron ambos en el Mundial de Francia.

"Él sufrió mucho cuando fue cortado por Mario Zagalo de la lista", recuerda al rememorar la decisión del seleccionador brasileño, que se aferró a una lesión más o menos importante para deshacerse del delantero al que no podía ni ver: "Él no pudo ni intentarlo y yo sufrí una gran decepción por lo que me sucedió antes de la final que nos ganó Francia".

Por encima de todo, Ronaldo, que no puede obviar la diferencia evidente "en el estilo de juego, distintos en casi todo", asegura que son idénticos en una cosa importantísima: "En lo esencial somos idénticos. Los dos vivimos para el gol".

Y en eso el madridista le reconoce la grandeza. "Es uno de los mejores jugadores de todos los tiempos", sentencia al hablar de Romario, con 1.011 partidos y 905 goles firmados hasta el momento. Mientras Ronaldo ya piensa en su cita en el Camp Nou, Romario disfruta del avión que se acaba de comprar su amigo Jorge Campos viajando por Estados Unidos, a la espera de que su tercera esposa alumbre a su quinto hijo.