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Entrevista:LUCÍA ETXEBARRIA | Escritora

"Mi vida es francamente asexual"

Pregunta. Juan Marsé estaba en el jurado del Planeta y ha dicho que usted es un bluff literario.

Respuesta. Hay dos respuestas: en el centenario del Quijote, ladran, luego cabalgamos; y otra, que la gente que ha sido mordida tiende a morder.

P. ¿La carta de su nuevo libro es para Allegra, su hija?

R. No. Si yo le hiciera una carta a mi hija no la publicaría. A todo el mundo le gusta que haya una identificación narrador-escritor, porque alimenta el morbo.

P. Usted, ¿qué tipo de morbos alimenta?

R. El de mi presunta bisexualidad, el de estar soltera. Cualquier cosa rara que no se ajuste a la norma siempre da morbo.

P. En el libro habla de la oxitocina, la molécula de la monogamia. ¿Cómo anda de ella?

R. De monogamia ando mal, [carcajada]; de oxitocina, no me he hecho un análisis.

P. Empezó redactando folletos de cámaras de vídeo. ¿Pedazo de argumento?

R. Era entre suspense y terror [ríe]. Sobre todo cuando tú misma no sabías de qué estabas hablando.

P. También traducía relatos porno. ¿En cuántos idiomas sabe decir procacidades?

R. Bien, bien, en cuatro: inglés, francés, español e italiano. Pero en determinados momentos que hay que decir procacidades, una se las inventa. Hay gente que considera que cuchi-cuchi es una procacidad.

P. Sospecho que no es su caso.

R. La gente me atribuye una imagen muy sexualizada, que contrasta mucho con mi vida, francamente asexual. Y me hace mucha gracia.

P. ¿Su vida es asexual?

R. Últimamente, por circunstancias de la vida, sí.

P. En La Eva futura arremete contra el mundo editorial. ¿Muerde la mano que le da el pan?

R. No, porque a mí la mano que me da el pan son mis lectores. La intelligentzia literaria a mí no me ha dado nada. El establishment literario durante mucho tiempo me negó hasta el saludo.

P. ¿Está menos asilvestrada desde que ha sido madre?

R. No. Soy mucho más combativa. Antes me importaba un comino que Esperanza Aguirre privatizara la enseñanza infantil; ahora, me toca los ovarios; o no me fijaba en que el metro no tiene rampa para minusválidos ni para carritos, y ahora me toca el coño. No se te dulcifica el carácter. Cada vez tienes más mala leche.

P. ¿Continúa manteniendo que no pone antes la vida de un niño que la de un perro?

R. Sí. Tengo dos perros y una niña. Y en un incendio yo cogería a la niña por instinto. Pero, si respetas a un ser vivo, tienes que respetar la vida en general.

P. "Los senegaleses están muy bien dotados", dijo tras verlos bañarse.

R. Lo suscribo. Pero es muy gracioso, porque luego tuve un novio negro, y no estaba nada dotado, aunque sí para otros aspectos de la vida. De todas formas, todos sabemos que cantidad no es calidad.

P. Vive encima de un sex shop. ¿Baja como a comprar el pan?

R. Pues sí. Empecé a bajar porque ponían la música muy alta. Y me hice muy amiga.

P. ¿Le pasan los últimos juguetitos?

R. Tienen juguetitos muy feos. Me cuentan que los juguetitos bonitos son para público femenino, que no entra en sex shops. Por ejemplo, vibradores: ahora sólo tienen en forma de falo, que son los que compran los tíos. Porque los más historiados, más modernos y más psicodélicos, como el de la medusa, la gente no los compra.

P. Usted es una persona que no cae muy bien.

R. Caigo muy mal en según qué sectores, porque soy muy diferente de la ortodoxia. Cuando empecé no conocía a un solo crítico, nadie me había aupado, no estaba en ninguna capilla; y de pronto esto sienta mal.

P. Cuando llegó a famosa, bebía para olvidarlo y salía en la tele como una cuba.

R. Porque soy tímida enfermiza. Con el tiempo he aprendido técnicas para que no se me note.

P. Ha empleado el dinero del Planeta en un bar de Lavapiés. ¿Siempre cerca de la botella, por si le da la timidez?

R. Nunca llegué al nivel de alcoholismo de mi protagonista, pero sobre todo es el bar-ONG. Tenía muchísimos amigos en paro, y era una manera de ponerles a trabajar y que me dejaran de dar sablazos.

Lucía Etxebarria, fotografiada el jueves en su bar, La Aventura, del barrio madrileño de Lavapiés.
Lucía Etxebarria, fotografiada el jueves en su bar, La Aventura, del barrio madrileño de Lavapiés.BERNARDO PÉREZ

PERFIL

Con 38 años y una hija, acaba de ganar el Premio Planeta con la novela 'Un milagro en equilibrio'. Se ha cansado ya del "porno 'light' y hortera", que era una de sus aficiones. Dice que recibe cartas de amor desenfrenadas, y hasta dos anillos de matrimonio. Piensa que no es que la amen, sino que aman -o rechazan- la imagen que tienen de ella.

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