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Reportaje:

La tele amiga

La Diputación granadina ofrece asistencia a ancianos a través de la televisión

"Con mi botón colgado al cuello no tengo miedo de estar sola". Así se expresa Trinidad, una mujer de la localidad de Huétor Vega usuaria del servicio de asistencia por teléfono, puesto en marcha por la Diputación de Granada hace ahora diez años. El presidente de esta institución, Antonio Martínez Caler, inauguró ayer por la tarde el servicio de asistencia a través de la televisión, al que ya están abonados 40 usuarios.

La persona que requiera los servicios de un operador podrá hablar con su interlocutor y verle la cara. "Si mi madre levantara la cabeza y viera las comodidades que tenemos hoy y cómo funciona este servicio...", decía ayer Trinidad tras destacar que el servicio, para ella, significa estar "siempre acompañada".

Trinidad tiene 71 años, aunque "de espíritu", según dice, es "una niña". Cada mañana acude al centro de día del pueblo para la tercera edad. "Nada más entrar a casa al mediodía me cuelgo el botón", comenta. Se trata de un mando a distancia que el usuario, ante cualquier eventualidad, puede activarlo y poner en marcha, si es necesario, un procedimiento de emergencia.

Trinidad no para de contar bondades del servicio: "Desde que mi vecina se cayó y recibió ayuda inmediata gracias a la medalla [como llama al mando], no me despego de ella. No me la quito ni en el baño, porque en la ducha es donde más peligro hay. Saben que tengo arritmias, problemas de tensión y conocen los medicamentos que me tomo, por si hay algún problema".

Afecto

Ante la nueva opción, asegura que ver a sus "amigos y amigas [los asistentes]" por la tele "será fantástico". Y es que entre los usuarios del servicio y los teleoperadores se crean lazos de verdadero afecto. Cuenta Trinidad que la llaman y la visitan regularmente. A ella, como esta bien, una vez al mes. "Siempre me dicen que las llame para cualquier problema, o, simplemente, para hablar si me encuentro sola o me desvelo por la noche", comenta.

"No nos cuesta ningún dinero. Me arreglaron los papeles en el centro de día al que acudo por las mañanas y, desde hace, cuatro años, disfruto del servicio", añade Trinidad.

La teleasistencia domiciliaria la inauguró hace diez años Carmen Jiménez, una mujer que ahora tiene 78 años y vive en la localidad de Peligros, en Granada. Es diabética y se siente encantada con el servicio, "aunque, gracias a Dios", según dice, nunca ha tenido que utilizarlo. "Es más, como no llamo nunca con ningún problema y saben lo que tengo, me llaman para saber cómo me encuentro. Siempre son muy amables", afirma.

Carmen y otros usuarios recibieron ayer en el Palacio de Congresos de Granada un homenaje de la Diputación, que invierte cada año, junto a los ayuntamientos implicados, 1,3 millones de euros en el servicio. El 60% de esa cantidad corre a cargo del Imserso.

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