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El fiscal pide más penas para los acusados del crimen del Jueves Santo por las agravantes de racismo y disfraz

El Ministerio Fiscal solicitó ayer 41 años de prisión en total -19 por asesinato consumado y 22 por dos asesinatos en grado de tentativa- para los cuatro adultos procesados por el crimen del Jueves Santo de 2003, cuando un ciudadano marroquí, de 60 años, murió apaleado y otros dos compatriotas resultaron heridos en las inmediaciones de la estación de autobuses de Huelva. El fiscal aumentó las penas (inicialmente solicitó 31 años de prisión en total) al incorporar dos agravantes: disfraz, actuar con el rostro cubierto con pasamontañas, y racismo. Los cuatro abogados defensores mantuvieron en sus conclusiones la libre absolución de los acusados por falta de pruebas de cargo contra ellos. Un menor supuestamente implicado está pendiente de jucio.

La última sesión de la vista se celebró ayer en la Audiencia de Huelva y el caso quedó visto para sentencia. El Ministerio Fiscal argumentó que los procesados actuaron con "alevosía" y "racismo" contra los tres inmigrantes, que dormían en las inmediaciones de la estación de autobuses: "Sin conocerlos, se dirigieron a ellos y se lanzaron al ataque por el único motivo de ser marroquíes. El ataque se lleva cabo por sorpresa para no dejar lugar a que las víctimas se defendieran". El agravante del disfraz lo justificó en que los acusados usaron pasamontañas para "ocultar su identidad".

El fiscal destacó, como pruebas "suficientes, que destruyen la presunción de inocencia de los cuatro procesados y los convierte en los autores del crimen", las dos primeras versiones que el principal acusado, Teodoro F.R., aportó ante la policía y el juez. "Son las verdaderas", dijo, "porque las formuló voluntariamente, nadie le obligó, y dijo cosas que sólo quien estuvo en el lugar de los hechos puede aportar. Teodoro cambió su versión un vez que entró en prisión y estuvo en contacto con el resto de procesados. Sus declaraciones, a partir de ahí, están influidas por los acusados". Teodoro F.R., ha dado hasta cinco versiones distintas de los hechos.

La forense Carmen Villanueva declaró ayer que Teodoro F.R. sufre "un retraso mental leve moderado" que le lleva a tener "carencia de firmeza en sus actos", a "no aportar muchos argumentos en sus explicaciones de los hechos y a cambiar su testimonio para salvar su situación en cada momento concreto sin conocer las consecuencias de las modificaciones". No obstante, matizó: "Teodoro F.R., sabe decir la verdad y distinguir entre la realidad y la ficción".

José Luis Orta, uno de los abogados de la defensa, se reafirmó ayer en la inocencia de los acusados. "El último testigo, que se supone que había identificado a Teodoro, ha dicho hoy [por ayer] que sólo reconoció ante la policía a alguien que agredió a un compatriota en [la calle] Pablo Rada, pero no ha reconocido en ningún momento que esa persona estuviera en la estación".

H.E.M., que el 28 de abril de 2003 identificó en una fotografía al principal acusado, afirmó ayer que sólo vio a dos hombres "corpulentos" salir de dos vehículos con matrícula de Huelva y ponerse un pasamontañas en las inmediaciones de la estación de Huelva. Añadió que en los vehículos había más hombres, de los que no pudo aportar detalles físicos.

José Luis Orta insistió en que "no hay pruebas inculpatorias". "El Ministerio Fiscal mantuvo desde el principio un castillo que se ha ido desmoronando durante esta semana. Hasta la fecha no hay ni una prueba aportada que sea concluyente. El fiscal ha basado su acusación en el principal acusado, que ha afirmado en este juicio que él no ha sido el autor, ni tampoco los otros tres acusados. Además uno de los agredidos y el único testigo de los hechos no han reconocido a los procesados. No hay absolutamente nada".

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