Schuster impulsa al Levante

El Levante se ha movido en los últimos tiempos al son que marcaban sus entrenadores. Cuando éstos tenían personalidad, cuando eran independientes y nada maleables, al conjunto azulgrana le iba de maravilla. Le fue bien con Mané, que armó un sólido equipo que hacía el mejor fútbol de la Segunda División. Eran los tiempos de Pablo, Ruano y Kaiku, gente que estuvo a punto de subir al Levante a Primera a finales de los noventa. Entonces, Ettien era un musculoso mocetón desconocido, la nota exótica de un conjunto que aspiraba al ascenso, que miraba con cierto complejo a su vecino, el poderoso Valencia.

Han pasado varios años y el Levante disfruta del mejor momento de su historia. En el banquillo, Bernd Schuster, en quien los jugadores creen a pies juntillas. Muchos de ellos le admiran, aún mantienen frescas en la retina las lecciones magistrales del alemán en sus tiempos de jugador. No es el caso de Ettien, quien nunca vio jugar a Schuster pero que se está curtiendo a marchas forzadas con los consejos del teutón.

En el banquillo debe estar el secreto del Levante, cuyos aficionados están más pagados que nunca, riendo incluso las desdichas del Valencia -ya se sabe, la rivalidad y todo eso-, que está para el arrastre; y celebrando, cómo no, las victorias de su equipo, la última, ayer, ante un tristón Athletic. Un triunfo que le sitúa en lo alto de la tabla y ratifica su buen momento.

Schuster, como Mané o Juande Ramos, otro que pasó por el banquillo levantinista, tiene una personalidad muy definida. Y muchos kilómetros a cuestas. El técnico alemán ha montado un grupo muy aseado en el que cada pieza sabe cuál es su cometido. Atrás, nadie da un paso en falso después de los errores cometidos en el arranque del campeonato. En el medio campo, Rivera marca el ritmo mientras Celestini apaga los fuegos. En las bandas, Ettien y Nacho, con muchas ganas de hacer cosas. Y arriba, la chispa de Sergio García y el empuje de Manchev.

El Levante marcó el ritmo durante casi todo el partido ante un Athletic alicaído, inerme. Aun así, el grupo de Valverde dispuso de una excelente ocasión antes de que concluyera el primer tiempo, pero Mora rechazó el disparo de Ezquerro, quien pudo cambiar el rumbo del choque. No lo hizo y el Athletic se complicó la vida comenzada la segunda parte: Luis Prieto fue expulsado por derribar a Sergio García, que tuvo una actuación excelente.

Cuando parecía que el partido estaba abocado al empate, pues el Levante no sacaba provecho de su superioridad, el central Jesule marcó a la salida de un córner. Poco antes, Manchev pudo haber adelantado a su equipo en un contragolpe que puso a prueba al meta Aranzubia, que evitó el gol.

El Athletic no se arrugó, pero ya era muy tarde y sus fuerzas flanqueaban. Todo lo contrario que el Levante, que se regodeó en los últimos minutos ante un Athletic que se hunde en la clasificación.