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Entrevista:Trinidad Jiménez García-Herrera | Portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento

"Todos los grupos tendríamos que haber consensuado un plan de obras para Madrid"

La portavoz socialista en el Ayuntamiento, Trinidad Jiménez, de 42 años, ha protagonizado esta semana el trabajo de a pie, con los ciudadanos. En la calle ha lanzado una campaña contra la subida de impuestos municipales y también ha recibido una de sus mayores alegrías: el Defensor del Pueblo ha dado la razón a los vecinos del Circo Estable, cuyas obras han destrozado sus casas, un asunto que su grupo llevó cuatro veces al pleno.

Pregunta. ¿Cuál es la queja más frecuente de los madrileños?

Respuesta. Hay una cierta indefensión de los ciudadanos en general respecto de la Administración. En el Ayuntamiento no hay suficiente sensibilidad para recoger quejas legítimas de los ciudadanos y, por tanto, defender sus derechos. No creo que exista una dicotomía entre la defensa de lo público y la defensa de la ciudadanía, pero el Ayuntamiento la diferencia. Lo que yo trato es de defender al ciudadano porque entiendo que para eso me eligen y me pagan. Abro mi oficina todos los lunes para recibir las quejas de la gente. A través de esa disponibilidad me he convertido en la voz de aquellos que no tienen voz. Y he podido recoger no sólo sus sentimientos, sino abanderar sus causas.

"Tendríamos que haber hecho un plan de obras de la ciudad para los próximos 15 o 20 años"

P. ¿Cuáles?

R. De la que más orgullosa me siento es la de los vecinos de la calle de José Antonio Armona, que nos vinieron a ver angustiados porque nadie les hacía caso, y veían que sus casas se caían por la construcción del Circo Estable. Por fin el Defensor del Pueblo ha dicho que había una relación directa entre esas obras y los destrozos. Y el Ayuntamiento va a hacerse cargo.

P. ¿Lo considera una victoria de su grupo?

R. Sí, es una victoria del empeño y de la responsabilidad que un grupo político ha puesto en una causa. Después de llevar meses trabajando con ellos, cuando decidieron llevar su causa ante el Defensor, nos llamaron para que los acompañásemos. Debo confesar que ni siquiera yo misma podía imaginar el efecto que tendría esa denuncia seis meses más tarde.

P. ¿Y por qué ha cambiado su posición el Ayuntamiento?

R. Ante un informe tan contundente como el del Defensor, el alcalde no podía decir que no. Lo ha hecho tarde, pero lo ha hecho. Ha dado un ejemplo de tener capacidad de rectificacion, que en política es importante.

P. ¿Por qué ha emprendido esta semana una campaña contra la subida del impuesto de bienes inmuebles (IBI)?

R. Cuando Ruiz-Gallardón formuló el año pasado una subida tan espectacular de los impuestos, que era incluso más fuerte de la que se ha producido para 2005, ya lo denunciamos. No tanto por la subida en sí, porque creo que podríamos pensar que, a lo mejor, la presión impositiva en Madrid no es muy alta y hay todavía margen para subir determinados impuestos, y por tanto importa ver en qué se van a gastar. Pero nos dimos cuenta de que la subida del IBI iba a ser un coste exorbitado para gente que tenía muy pocos recursos. Como se eliminaba la bonificación que en su momento había implantado [el ex alcalde, José María] Álvarez del Manzano, al quitarla, el IBI podía subir entre el 30% y el 80%. Como esa bonificación estaba puesta en aquellas viviendas con menor valor catastral, donde viven las familias con menores recursos, al final iba a afectar a las familias con menos recursos económicos, con un efecto muy injusto.

P. Pero la ley obligaba a eliminar esas bonificaciones en 2005...

R. La Ley Reguladora de las Haciendas Locales, en su disposición transitoria tercera, prevé que se pueda mantener. No era un imperativo legal que se quitaran ya. Es verdad que en un futuro, sí. Pero entonces nosotros propusimos al Gobierno local: "Baje usted el tipo, por ejemplo, para evitar que la subida sea tan desproporcionada". En fin, que se buscaran mecanismos de compensación para que no se produjeran situaciones injustas, que es lo que defendemos.

P. Han criticado también la subida de tasas. Ponga un ejemplo.

R. Una subida importante se da en las tasas de los polideportivos. Teniendo en cuenta la situación en que están los polideportivos en Madrid, el poco estímulo que hay para hacer deporte de base, las pocas posibilidades que tienen los jóvenes en esta ciudad... era innecesario y hemos tenido una enorme cantidad de quejas.

P. Pero dice que su crítica no es tanto por la subida de los impuestos en sí.

R. La pregunta que nos tenemos que hacer los políticos es: subir los impuestos, ¿para qué? Si hubiéramos visto que se va a hacer un esfuerzo extraordinario en políticas sociales, que tienen que ver con la calidad de vida, mi nivel de crítica hubiera sido mucho más reducido. Pero cuando veo que Gallardón trae 400 altos cargos, que incrementa en un 15% el capítulo de personal, que no se mira en absoluto el dinero a la hora de contratar sedes municipales, cuando la supuesta representatividad prima sobre cualquier otra necesidad, o que el alcalde, aun sabiendo que el Ayuntamiento tiene pocos recursos, decide embarcarse en grandes proyectos... Yo pregunto: subir impuestos, ¿para qué?

P. Entre esos grandes proyectos está el de la M-30. ¿No necesitaba una reforma?

R. El grupo socialista defendió la reforma de la M-30, porque es verdad que es un anillo de hormigón que limita la ciudad. Y necesitaba ser reformada, incluso soterrada en diversos tramos. Y coincidimos con Gallardón en la necesidad de recuperar el río Manzanares o en eliminar el paso elevado de Vallecas. Pero en vez de consensuar las reformas con los grupos de la oposición y hacer una planificación que no afectara de manera tan terrible a la vida cotidiana, él se empeñó en pasar a la historia con esa gran obra.

P. Lo que incluiría el traslado del Calderón. ¿Qué opina de ello?

R. Todavía no nos han contado exactamente qué quieren hacer allí. Lo preguntamos en el último pleno y nos dijeron que estaban en conversaciones, pero que aún no había nada. Pero quiero saber cuáles son los proyectos: se va a vender, dónde se va a situar el estadio, se va a destinar a la especulación... Es verdad que visto con cierta frialdad, un estadio que está construido encima de una arteria de una autovía es raro, pero a lo mejor entre todos podemos buscar una solución.

P. ¿Y qué parte de la reforma es la que no le gusta?

R. Por lo pronto, Madrid no necesita ocho túneles. Lo que él ha propuesto es una reforma donde, en vez de esponjar el tráfico hacia las orillas de nuestra ciudad, lo que hace es llevarlo al interior. Y yo me pregunto: ¿puede nuestra ciudad absorber más coches? Era necesario un trabajo coordinado: saber qué calles queremos peatonalizar, qué número de aparcamientos hacer para los residentes, y a la entrada de la ciudad para favorecer el uso del transporte público, cómo mejorar el transporte público. Y es evidente que no lo podemos hacer en un mandato. Ni Gallardón, ni nosotros. Tendríamos que haber tenido suficiente altura de miras, todos, para sentarnos en la mesa y hacer un plan de obras para la ciudad y un plan de movilidad, que al final supondría un proyecto para los próximos 15 o 20 años, con la participación de arquitectos, urbanistas, actores sociales, y pensar de verdad en la ciudad.

P. Dígame lo mejor y lo peor de Alberto Ruiz-Gallardón.

R. Lo mejor es que es educado y dice las cosas con buenas formas. Lo peor es que las quiere hacer él solo. Tiene talante, pero no le sirve de nada.

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