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Crónica:FÚTBOL | Copa del Rey: el partido único vuelve a hacer estragos
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça baja de los altares

El Gramenet, de Segunda B, despide del torneo al hasta ahora intocable equipo de Rijkaard

Àngels Piñol

La Grama bajó anoche de los altares al Barça. El líder incuestionable de la Liga acabó mordiendo la hierba artificial y despidiéndose a las primeras de cambio de la Copa. El mismo castigo que en su día le infligieron el Figueres y el Novelda. Ollés, un joven jugador recien llegado a Santa Coloma, batió a Rubén, el portero suplente - sustituto de Víctor Valdés- a principio de la prórroga y el marcador ya no se movió. La revancha estuvo servida: Ronaldinho salvó la Copa para el Barça hace un año en este mismo estadio, casi al final del partido, y ayer, lesionado, se tuvo que conformar con ver el partido por televisión. La afición enloqueció mientras el Barça, impotente, se fue cabizbajo y hundido a los vestuarios. Dolerá infinitamente en el Camp Nou la pérdida del primer título del año después de cinco temporadas de sequía.

GRAMENET 1- BARCELONA 0

Gramenet: Castilla; Roberto, Emiliano, Mario, David Sánchez; Pons, Xavi Gracia, Dimas (Pagés, m.85); Carretero, (Morillo, m.89), Miki Albert (Oscar Ollés, m.69) y Aarón Bueno.
Barcelona: Rubén; Oleguer, Puyol, Navarro (Damià, m.102), Van Bronckhorst; Xavi, Márquez, Iniesta; Giuly (Verdú, m. 85), Larsson y Messi (Eto'o, m.n.73).
Gol: 1-0. M. 97. Aaron Bueno asiste a Óscar Ollés, que remata un precioso contraataque.
Árbitros: Daudén Ibáñez. Mostró la tarjeta amarilla a Xavi Gracia, Márquez, Emiliano, Aarón Bueno, Roberto y Oscar Ollés.
Municipal de Santa Coloma: 6.000 aficionados.

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Las estadísticas de los azulgranas apabullan, pero la realidad es que el Barça ha perdido frescura respecto al inicio de la temporada. Le costó ganar al Numancia, perdió en Milán y tardó también en derrotar a Osasuna. Y anoche, en Santa Coloma, no fue una excepción. La Grama, más que cualquier otro rival este año, más que el Milan, le desquició. Casi peor: el Barça, al principio, pareció sufrir una regresión y casi calcó el partido del pasado año y, cuando ya se reencontró consigo mismo, fue un clamor de impotencia de cara al gol ante Castilla, el portero suplente de la Grama, que ocupa la 16ª plaza de su grupo en la Segunda B. Le quedará la duda de cuánto se acusaron las bajas de Ronaldinho y Deco.

Bajo una persistente lluvia y sobre el césped artificial se reveló la cara oscura, que también la tiene, del Barça: que las rotaciones no son su mejor medicina; que las bajas desnudan al equipo, que a Larsson le cuesta un mundo marcar; que a Rubén, pese a parecer de lejos un clónico de Valdés, aún le queda un trecho por recorrer.

Tenía que ser el partido de Iniesta, siempre revulsivo, pero el pequeño jugador, ayer titular, no pudo desequilibrar con su juego. Igual que le sucedió a todo el equipo, que se estrelló ante la seriedad de la defensa local, y aprendió como nadie la lección del año pasado. Entonces les fue de un palmo y ayer no dejaron pasar ni una. El paisaje rozó el tedio: Giuly no pudo superar a su marcador, Messi se desfondó por la derecha y Larsson desperdició la mejor ocasión que tuvo el Barça antes del descanso.

Sin el menor complejo y estimulada por la memoria, la Grama buscó con ahínco el milagro. Aaron Bueno estrelló la temporada pasada dos balones en el palo y ayer no se arrugó ante Oleguer, reciclado como lateral. El delantero fue una pesadilla para Rubén. Apeados ya en este momento de la Copa el Espanyol, el Valencia y el Zaragoza, el Barça se cansó de jugar con fuego y tras el descanso se fue a buscar el gol por vía directa. Márquez se hinchó a dar centros en diagonal en busca de Larsson para que cabeceara a la red o buscara a Xavi o Iniesta. Fueron los mejores minutos del Barça, que se fue a por Castilla, espléndido. Rijkaard tiró el año pasado de Ronaldinho y ayer recurrió a Eto'o, que relevó a Messi, quien hace dos semana marcó un hat trick con el Barça C en este estadio. Pero la Grama desbarató la avalancha azulgrana y se dedicó a trazar contragolpes. Rubén sufrió mucho. Desesperado, Rijkaard sentó a Giuly y dio cuerda al canterano Verdú sin resultado. Llegó la prórroga y el primer contragolpe fue letal. Lo tiró Pagés y Ollés, con frialdad, batió a Rubén. En los 20 minutos que quedaban, el Barça fue incapaz de marcar, de manera que se fue con la cola entre las piernas mientras la Grama tocaba el cielo.

Los jugadores del Gramenet celebran su triunfo sobre el Barcelona.
Los jugadores del Gramenet celebran su triunfo sobre el Barcelona.VICENS GIMÉNEZ

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