El Athletic abusa del Parma
El equipo rojiblanco apabulla al italiano con un resultado inferior a su gran dominio
Andaba el Athletic buscando el partido indiscutible, compensado, razonable, estético y productivo. Europa, con la adrenalina que ha supuesto en Bilbao, era un lugar adecuado; el Parma, con su mar de dudas, con su operación derribo, con una alineación de suplentes (porque lo importante es el calcio y no la UEFA), con su miedo, era el rival propicio; porque la estimulación competitiva invitaba a que cada cual demostrara el ritmo y la intensidad necesarios para acogotar a un rival timorato. Todo se puso propicio para que el Athletic, con el campo lleno como en la viejas noches, espectacular como un concierto de rock y a la vez íntimo como una pequeña plaza, se adueñara del partido incluso antes de que el árbitro diera comienzo al partido. El técnico del Parma, asustado, perseguido y asesorado por Arrigo Sacchi, había afirmado un día antes que su colectivo no se enfrentaba a un equipo sino a una nación (remedando aquello del PNV antiguo de que no era un partido, sino un pueblo, que repetía en los Alderdi Eguna, Día del Partido), ya le había entregado la jerarquía al oponente con tanta humildad como sometimiento. A los seis minutos Gurpegui, sobrado, más llegador que nunca, empaló desde fuera del área y la clavó junto al palo de la portería de Berti (un suplente con más malas pulgas que reflejos). Fue la guinda a un arranque espectacular del Athletic fraguado en la llegada de Gurpegui, la sabiduría de Urzaiz y, sobre todo, de la majestuosidad de Iraola, un chico que ha convertido la misión del lateral en un arte más allá del derroche exigido al futbolista que más metros tiene que recorrer en el campo.
ATHLETIC 2 - PARMA 0
Athletic: Lafuente; Iraola, Luis Prieto, Karanka, Del Horno; Gurpegui, Orbaiz; Etxeberria (Angulo, m. 64), Yeste (Guerrero, m. 74), Arriaga (Murillo, m. 74); y Urzaiz.
Parma: Berti; Potenza, Cannavaro, Contini, Bonera; Bolano, Budel; Pisanu (Morfeo, m. 69), Grieco (Marchionni, m. 69), Rosina; y Ruopolo (Gilardino, m. 69).
Goles: 1-0. M. 6. Gurpegui engancha un disparo desde fuera del área que supera la estirada de Berti.
2-0. M. 48. Libre indirecto de Yeste desde la izquierda que cabecea a placer, en el segundo palo, Del Horno.
Árbitro: Solt Szabo (Hungría). Amonestó a Grieco, Rosina, Berti, Ruopolo, Morfeo y Guerrero.
Unos 40.000 espectadores en San Mamés con unas decenas de seguidores del Parma.
De Iraola salió lo más eficaz y lo más bello, lo más inteligente. Todo sobre la base de la elegancia, de la intencionalidad y de la picardía. No en vano se ha criado como extremo y lejos de renegar de su condición la aplica, con más metros y con la misma frialdad, con la misma mirada por el rabillo del ojo a su oponente, esté donde esté.
El Athletic desarmó al Parma poniéndole un ritmo impresionante, un fútbol al primer toque y una circulación del balón demasiado exigente para un equipo estático. El gol llegó en un zapatazo de Gurpegui, como podía haber llegado en un plongeon bellísimo de Urzaiz o en un disparo de Etxeberria. Y, jugando y jugando, llegando y llegando, llegó un gol clásico, un asunto entre amigos: Yeste efectuó un libre indirecto desde la banda (derecha, en este caso, aunque da igual la orientación) y Del Horno, cabeceó a placer, en el segundo palo. La defensa del Parma sólo miraba a Urzaiz. Habían visto pocos vídeos. Por ejemplo, pasaron el antepenúltimo ante el Trabzonspor en Turquía donde Del Horno marcó de igual manera.
El Parma no existió. Efectivamente es un mal equipo, además acuciado, plagado de suplentes y mal dirigido. Pero lo poco que tenía se lo fundió el Athletic con el fútbol más moderno de la temporada. Cuando el técnico del Parma reaccionó (ya con 2-0) con un triple cambio metiendo a sus mejores hombres dio la sensación de querer quitarse el problema de encima, más que de resolver un conflicto. Algo que el Athletic se lo había explicado desde el primer al último minuto. Para entonces, antes y después, el Athletic ya había abusado del Parma.
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