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Columna
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Desfachatez

Va de perros. Por dos veces salvé la vida, creo. Y es posible que, como yo, otros conductores hayan tenido la misma suerte. El puente por carretera de Málaga a Sevilla, en estos días, es una trampa mortal, sobre todo a la altura de Aguadulce. Hay numerosos tramos sin la valla metálica protectora y los perros sueltos, en época de caza, son un grave peligro. En los próximos días será aún peor. Algunos cazadores no saben cómo desprenderse de los perros, una vez finaliza la temporada de caza. Necesario sería, ya que no se puede controlar a quienes dejan sueltos a los perros que, al menos, se repasara la valla.

Y como va de perros, habrá que coincidir con quienes opinan que a la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, su partido, el PP, le hace una perrería tras otra. Con Aznar en el Gobierno se ha sabido, según desveló este periódico, que el Partido Popular pretendía desmantelar el sector público naval. Más en concreto, cerrar cinco astilleros, entre ellos los de San Fernando y Sevilla. Y ahora, ¿qué? ¿cómo se digiere esto? Personalmente, me extrañó el precavido silencio de Javier Arenas en el asunto de los astilleros. Arenas, además de ser muy astuto, posiblemente estaba al tanto de lo que su partido pretendía, y por eso miraba a otro lado. La señora Martínez ha jugado muy fuerte buscando réditos políticos y cayó en la trampa de su incontinencia verbal. Y si conocía lo que pretendía su partido, pura desfachatez. La alcaldesa de Cádiz y algún político más de su partido y de quienes han liderado la batalla contra Chaves y Zapatero por la crisis de Izar deberían pedir perdón, primero a los trabajadores a los que han tenido engañados y, en segundo lugar, a la ciudadanía por el cinismo de su actuación.

Y para perrerías las que se siguen cometiendo en el litoral malagueño. No es de recibo que se quieran legalizar miles de viviendas levantadas de forma ilegal y clandestina en la Axarquia. Hay alcaldes socialistas que apoyan esta medida, presionando a la Junta. Y hay alcaldes, como el de Torremolinos, el popular Fernández, que quiere seguir la senda de Jesús Gil: dar licencias y recalificar terrenos (¡Ay, Sandokán¡) meses antes de que se apruebe el PGOU.

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