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Reportaje:BALONCESTO | Liga ACB

El alero introvertido

Gélabale, de la isla de Guadalupe y el fichaje más silencioso del Madrid, aún no sabe castellano ni inglés, por lo que sólo habla ante la canasta

José Marcos

Ni es mudo ni le han cortado la lengua, pero, a sus 21 años, Mickäel Gélabale (22 de mayo de 1983; Pointe Noire, Guadalupe) es un joven reservado al que le basta con expresarse machacando la canasta. Alero francoparlante y desconocedor absoluto del inglés y el castellano, es el fichaje más silencioso de los realizados por el Madrid para encarar la temporada. "Es cierto, se trata de un chico educado y muy correcto", cuenta Lolo Sainz, director de la sección de baloncesto, "y, aunque se esfuerza, el idioma le cuesta trabajo por su timidez". "Y eso nos ha sorprendido a todos porque, hoy, la gente de su edad es más lanzada", acaba.

"No soy un mal tipo. Lo que pasa es que apenas sonrío", esgrime Gélabale agitando los adornos multicolores en las rastas de su cabeza. Extremadamente serio, su porte no es el del antipático arquetipo: en ocasiones, una sonrisa asoma en su rostro siempre sereno. Por ejemplo, cuando recuerda sus orígenes: "Donde nací, todo el mundo practica el baloncesto. Allí, juegas al basket o no haces nada". Pointe Noire es una villa recóndita de la isla de Guadalupe, 1.780 kilómetros cuadrados en el Atlántico bajo las coordenadas 16º 15 N y 61º 35 O, allá en las Antillas, posesión francesa desde 1635. En el caso de Gélabale, 2,00 metros de estatura, sus opciones de esquivar la tasa de desempleo que afecta al 27,8% de sus 444.000 paisanos pasaban por su relación con el aro. Así que aprovechó sus dotes ante la canasta, igual que los isleños sobreviven de las exportaciones de azúcar, ron y bananas.

"Donde nací todo el mundo practica el baloncesto; o juegas a eso, o no haces nada"

"El Cholet se interesó por mí en una gira que hacía por Francia con la formación de Guadalupe... y me quedé". Y lo hizo tan bien, con un promedio de 30 minutos y 10 puntos por partido en tres temporadas, que se pasó parte del último verano con el segundo equipo de les bleus y fichó por el Madrid por cuatro años a cambio de 100.000 euros al club galo. Su llegada fue la menos estridente de las cinco caras nuevas -Bullock, Antelo, Sonko y Felipe Reyes, además de la suya- que recalaban en un club, el más laureado en Europa, sumergido en una hambruna de títulos.

Eclipsado en los medios por la llegada del hijo pródigo de Estudiantes, el espigado muchacho del Caribe pierde la timidez en la cancha, aunque, de momento, su función sea la de cargar con el trabajo sucio, oxigenar a los titulares -15 minutos, 6 puntos y 2 rebotes de media- y demostrar la profundidad del banquillo a disposición de Bozidar Maljkovic. "Aunque apenas le conocía, sé que fue quien se fijó en mí", reconoce antes de callarse.

"Está pendiente de todo lo que le dicen y no comete grandes errores, algo muy llamativo en un joven", se sincera Sainz. Pese a las apariencias, el ex seleccionador nacional asegura que el idioma no es un escollo insalvable: "Maljkovic domina perfectamente el francés, y también existe un idioma especial en el deporte". Aunque Gélabale se apoya en su compatriota Sonko -"soy el único con el que habla de verdad, aunque da igual, los demás compañeros siempre le están haciendo bromas", cuenta el escolta parisiense- vive cerca de él, en Majadahonda, bajo la atención de sus padres, ya apura el tiempo en aprender la lengua que más se maneja en la Península.

Como mejor se expresa es mostrando su poderío aéreo. En el Torneo de la Comunidad de Madrid, sus mates ante Estudiantes impresionaron. Unos días más tarde, avalado por su exhibición voladora, hizo un concurso redondo en el Showtime de Málaga, la antesala de la Liga ACB. Gélabale no encontró rival en Rudy Fernández (DKV Joventut), Sergi Vidal (Tau) o quien se le pusiera al frente. Su actuación no sorprendió a quienes bien le conocen. "Hasta lo podía haber hecho mejor, pero se le notaba algo nervioso", se jacta Sainz.

Las reservas que había olvidado en la pista las mostró de nuevo ante los micrófonos; "Muy bien, muy bien" acertó a declarar. Ahí se acabaron sus palabras. Introvertido, Gélabale confesaba hace poco no saber mucho del Madrid. A medida que pasan las jornadas, los aficionados saben más de él. Ni es mudo ni tan sólo un saltarín.

Gélabale, presto a machacar la canasta en el <i>Showtime</i> de Málaga.
Gélabale, presto a machacar la canasta en el Showtime de Málaga.DIARIO AS

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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