¿EPO en el Arsenal?
Wenger, técnico de los 'gunners', sugiere que algunos extranjeros se doparon antes de llegar al equipo y la Federación anuncia controles
Lo que era una charla tranquila sobre la aportación del fútbol a la integración europea devino en escándalo. Arsène Wenger, entrenador del Arsenal, aseguró el miércoles que algunos de sus futbolistas extranjeros -no citó nombre alguno- habrían podido doparse antes de incorporarse al conjunto inglés, según revela The Independent.
"Hemos tenido jugadores que llegaron al Arsenal de otros equipos y su tipo de glóbulos rojos en la sangre eran anormalmente elevados", explicó el técnico galo, sin decir abiertamente que presentaban síntomas de haber utilizado EPO, hormona que estimula la producción de glóbulos rojos, quienes transportan el oxígeno.
La Federación inglesa (FA) reaccionó ayer anunciando la introducción de la prueba de la EPO en los controles antidopaje. "Realizaremos análisis para detectar la EPO pronto", indicó un portavoz de la FA, sin precisar cuándo se introducirá el método de detección urinaria.
"Hemos tenido jugadores con un tipo de glóbulos rojos anormalmente elevado"
"De los 400 controles de la temporada pasada haremos 1.600 tests a lo largo de esta campaña" aventuró. Sin apuntar al dopaje de estado, propio de países como la antigua RDA, Wenger sí dejó caer la posibilidad del dopaje de club: "Hay equipos que dopan a sus futbolistas y les pueden decir que les inyectan vitaminas. El dopaje es un problema del deporte a un alto nivel, no diría que es un problema principal en el fútbol, pero tampoco que no existe", recalcó. Pese a sus palabras, nunca en la historia un futbolista inglés ha dado positivo por dicha sustancia, que sí se ha empleado en el ciclismo, aunque, según declaró en The Independent Michele Verroken, ex director del organismo británico que se encarga en Gran Bretaña de la lucha antidopaje, la EPO no se busca en los controles realizados a los futbolistas: "La FA siempre ha querido mostrar el camino en la lucha contra el dopaje y, si se descubriese un problema, queremos estar entre los primeros en tratarlo", precisó al respecto su portavoz.
Wenger, que renovará en breve su contrato con los gunners, y que se siente "comprometido con el club", no es el primer entrenador en denunciar la presencia del dopaje en su deporte. El checo Zdenek Zeman, que actualmente dirige al Lecce italiano, rompió la ley del silencio en 1998 -entonces dirigía al Roma-, cuando afirmó que le "gustaría que el fútbol se librara de las farmacias y de los despachos financieros". Aunque le surgieron muchos enemigos, sobre todo en Turín -dijo que le llamaba la atención el porte físico de la plantilla del Juventus-el tiempo le dio la razón. El 31 de enero de 2002 se abrió un proceso contra la Vecchia Signora, en el que se acusa a varios de sus directivos por haber distribuido productos dopantes a algunos jugadores.
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