El Sevilla sigue soñando
El equipo de Caparrós se clasifica sin esfuerzo ante un débil Nacional de Madeira
No fue la batalla predicha a modo de espuela por Joaquín Caparrós la víspera del partido, pero sí que fue un enfrentamiento bronco, lleno de pelotazos (decenas y decenas de ellos) y más sudor que otra cosa. El Nacional se equivocó, aunque también es probable que no tenga capacidad para otra cosa. El Sevilla demostró ayer ser infinitamente superior al cuadro de Madeira, casi no le hizo falta fútbol para imponerse y lograr así la clasificación. El Nacional proporcionó un enorme gozo a todos los sevillistas a un precio baratísimo.
El Nacional planteó el encuentro partiendo de una defensa sólida (normalmente hasta cinco jugadores), centro del campo afilado con dos futbolistas en línea hacia portería, y mucha movilidad para los atacantes. El dibujo de Casimiro Mior no funcionó, pero no estaba falto de sabiduría. El campo Dos Barreriros es pequeñísimo y eso convierte cualquier balón en un peligro latente. Eso sí, si alguien se sabe pegarle bien.
NACIONAL 1 - SEVILLA 2
Nacional de Madeira: Hilário; Patacas, Ávalos, Cardozo, Cleomir; Cléber (Ferreira, m. 46), Fábio Santos; Marcelo, Goulart (Goveia, m. 80), Serginho; y Adriano.
Sevilla: Esteban; Sergio Ramos, Javi Navarro Pablo Alfaro, David; Martí, Casquero (Jordi, m. 48); Daniel Alves, Jesuli (Renato, m. 46), Antonio López; y Darío Silva.
Goles: 0-1. M. 36. Jesuli, de tiro cruzado y alto desde la izquierda, tras un pase bombeado de Darío Silva.
1-1 M. 76 Adriano, de cabeza.
1-2. M. 82. Renato, a pase de Antoñito.
Árbitro: Gianluca Paparesta (Italia). Amonestó a Javi Navarro, Alves y a Fábio Santos. Expulsó por roja directa a Patacas (min. 89).
Unos 5.000 espectadores en el estadio Dos Barreiros de Funchal.
El Sevilla de Caparrós salió mentalizado para correr muchos kilómetros, los que hiciera falta. Quizá pecó de horizontal, de no intentar estirar hasta los límites un ya de por sí limitado escenario. Pero le sirvió. No le hicieron falta los espacios con los que rasear la pelota y desarrollar el juego entre líneas. Además, los de Madeira introdujeron la marrullería en el partido.
Daniel Alves y Marcelo se pegaron codazos mutuos y el árbitro se lo comió. Como tampoco vio el que le dio Cardozo a Javi Navarro tras el saque de un córner a la media hora de partido. El Sevilla cogió en ese momento el mango de la sartén. El conjuro fue aún mayor y Jesuli marcó tras un meritorio pase de Darío Silva.
Aunque Caparrós seguía con el ceño fruncido y sus idas y venidas frente al banquillo, todo estaba a favor del Sevilla, Renato y Jordi dieron descanso a dos de sus compañeros y debutaron en competición europea. Jordi, fichado al Madrid, también demostró ser un jugador interesante, dotado de las cualidades de sacrificio y rigor que desea Caparrós. El Nacional le dio la vuelta a su planteamiento inicial y se decidió por poblar el ataque, mientars el Sevilla subía otro peldaño en la reivindicación del sistema de Caparrós. Feo o bonito según gustos, pero que crece.
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