Raúl vuelve al área

Cuando Mariano García Remón se hizo cargo del Madrid, hace diez días, se acercó a Raúl y le dijo que tenía que correr menos para centrarse en lo suyo: el área contraria. Desde entonces Raúl ha marcado tres goles en tres partidos, pero sólo ha podido seguir la sugerencia del técnico en dos, ya que en el primero, frente a Osasuna, debió tirarse a la banda izquierda para cubrir la baja de Solari, lesionado a los pocos minutos.

"Le he dicho", comentó García Remón antes de viajar a San Mamés; "que tiene que jugar de delantero-delantero. Porque está corriendo los mismos kilómetros que un centrocampista y los centrocampistas son los jugadores que más corren en un equipo. Que un delantero corra lo mismo que un centrocampista no es normal y lo perjudica. Yo pretendo dividir el trabajo en parcelas y que cada uno, dentro de la suya, haga el cien por cien. Así le sacaremos el máximo rendimiento al equipo".

Cuando García Remón comenzó a entrenar Raúl era un hombre en la encrucijada. No marcaba en Liga desde marzo y, a sus 27 años, atravesaba la peor época de su carrera. La marcha de Camacho había sido traumática sobre todo para él, porque era el jugador en el que más confiaba. Durante semanas Raúl había sido una especie de nexo entre el cuerpo técnico y la plantilla. Una posición políticamente delicada que, por la actitud de Camacho hacia los demás, no le ayudó en nada.

Afirma Paco García Henández, segundo entrenador del Madrid, que "cuando las cosas se complicaron contra el Roma vi a Raúl bajar a buscar la pelota al centro del campo, igual que siempre". Corra más o corra menos, lo cierto es que Raúl se destapó coincidiendo con el consejo de García Remón. Su liberación y la liberación del Madrid en el partido contra el Roma parecen la misma cosa.

11 kilómetros

Desde hace tres años el Madrid mide la distancia exacta que corre cada jugador mediante un programa informático y un sistema de cámaras de vídeo. García Remón se sorprendió con los kilómetros que hacía Raúl, unos 11 por partido. Raúl hacía este desgaste desde la temporada anterior por reclamo expreso del entonces entrenador, Carlos Queiroz. El mozambiqueño consideró que la única solución que le quedaba, tras perder a Celades y Makelele, era ampliar el trabajo táctico de Raúl en el eje del campo. "Le pido que evite los pases horizontales de los centrocampistas rivales, que obstruya la salida del balón, que achique el campo, que presione, que tape...", decía Queiroz. Con Camacho Raúl se siguió moviendo por la pradera como Beckham sin tener esa capacidad de recuperación cardiaca; como Makelele sin tener esa elasticidad y esa masa muscular.

La consecuencia fue el agotamiento. Hace un año Raúl sufrió una inflamación en las plantas de los pies que le mantuvo meses mermado. Si no dejó de jugar fue porque los médicos del club encuentran soluciones para todo, pero se pasó más tiempo en la camilla del fisioterapeuta que entrenando. En la temporada pasada se fue más veces que en ninguna otra al vestuario sin haber rematado nunca a puerta durante un partido. Sus disparos se espaciaron hasta alcanzar una media de uno cada 89 minutos.

En mayo completó su ejercicio goleador más pobre y el verano no fue menos cruel. Pero desde hace tres partidos Raúl ha recobrado la magia.