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Reportaje:FÓRUM DE BARCELONA | Clausura

Rebajas y colas para aprovechar el último día

Al final, las aglomeraciones de septiembre elevan la cifra de visitantes hasta los 3,3 millones de personas

"Señores, que nos vamos. Hagan el favor". La encargada de una de las tiendas de mercadotecnia del Fórum no cesaba de advertir al personal que llenaba el establecimiento de que era hora de cerrar. Era la una y media de la madrugada del domingo.Un panorama insólito a esas horas. Las sonrisas con la que los dependienes atendían a los compradores de última hora parecían decir: "Después de 141 días, ahora todos a correr". Entre los compradores había público de todo tipo, los que se estrenaban y los que habían ido más de una vez, pero habían dejado las compras para última hora: "Somos latinos, ya se sabe....", bromeaba una mujer.

Era la última noche del Fórum. Nada que ver con la primera del 9 de mayo. Todo el puerto y los miradores estaban a rebosar. Lo mismo ocurrió con el espectáculo de los Voladores de Papantla -que muchas veces han volado sin apenas público- y otros espectáculos del puerto, como el de los acróbatas de Marruecos, que ayer fueron jaleados por un público entusiasta. Si aquel 9 de mayo el pasacalle nocturno tuvo que superar el frío y las rachas de viento de Levante y, lo peor, el escaso público que aguantaba en la escalinata del puerto; ayer los pacos -el personal de atención al público- tenían que despejarles el camino y pedir a los visitantes que les dejaran un hueco para que sus ingenios pudieran girar. Los chiringuitos y las terrazas de los restaurantes, llenos. Se notaba en el ambiente las fiestas de la Mercè. En el metro, a medida que pasaba por las estaciones cercanas a los escenarios de la fiesta mayor -Barceloneta, Jaume I y Urquinaona- los que habían subido en Maresme-Fórum abandonaban los convoyes. Para seguir la fiesta.

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Ayer por la mañana, desde primera hora, varios miles de personas llenaron el Fórum para disfrutar por última vez del evento. Se registraron colas en todas partes. Se repitieron las clásicas colas de más de dos horas de espera para ver Los Guerreros de Xi'an, y la gente debía esperar una hora para subirse al trenecillo que recorre el recinto. La buena entrada de ayer permitirá cerrar el cómputo de visitas alrededor de los 3,3 millones.

En las tiendas del territorio fue época de rebajas y liquidaciones, lo que supuso que la gente se amontonara ante los estantes donde colgaban los carteles de "3 por 2" o "50% de descuento". Sorprendieron sobre todo las colas que se formaron para subirse al trenecillo. Lo que en principio se consideró como un medio complementario -y casi subsidiario- para pasear por el hormigón, se convirtió finalmente en una de las atracciones más demandadas.

"Yo no regreso a Tarragona sin antes ver a los guerreros", atajó Pilar Bueno. La aglomeración fue igualmente notable delante del Cabaret para asistir a la despedida de Ángel Pavlovsky. Muchos de los que asistieron ayer al evento entraron para agotar sus pases de tres días. Es el caso de Carmela y Teresa. "Me quedaban pases y he invitado a mi amiga a ver el Fórum. Creo que la gente se ha dado cuenta de lo que es el Fórum demasiado tarde. Mi marido, por ejemplo, era contrario al evento. Vino aquí y quedó encantado por la oferta", aseguró Teresa. "Lástima que termina, si no, volvería", añadió su amiga. En cambio, Joan Falcó asistió al último día del acontecimiento porque su hermano le regaló un bono de tres días que no iba a gastar. "En general, está muy bien, pero creo que la entrada es demasiado cara. Yo, por ejemplo, no me lo podría permitir", opinó.

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La gente se agolpó ante las exhibiciones de los tejedores y en la muestra de Comercio Justo, donde el cartel de asistencia ya lucía una cifra superior a las 775.000 visitas. Allí, Judit y Míriam contemplaban a dos artesanos ugandeses. "Esto está muy bien, pero lo cierto es que el recinto es tan grande que no sabes dónde ir. También es bastante caro y, además, me parece que huele un poco mal", aseguró Judit refiriéndose al olor que desprenden las infraestructuras de saneamiento de aguas residuales. Marta coincidió con las chicas. "Está muy bien que se integre con las infraestructuras de la ciudad, pero ¿esta peste es saludable?", se preguntó. Ayer el recinto pareció quedarse pequeño ante tanta afluencia, pero a última hora volvió a hacerse inmenso. Tras la embriaguez de gentío, la plaza dura que será en el futuro: sin jaima, sin gigante y sin simpáticos humoristas. De los topes al vacío.

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