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Reportaje:FÚTBOL | Cuarta jornada de Liga

La locomotora marfileña

Ettien, una mole de músculos que Schuster se ha propuesto pulir futbolísticamente, se reencuentra con el rival que le lanzó al estrellato: el Atlético

Félix Ettien (Abidjan, Costa de Marfil, 1979) es un tipo risueño que congenia con todo el mundo. "Eh, mister", le reprochó durante un entrenamiento a Manuel Preciado, su ex entrenador, recién comenzado el pasado curso, "que su perro se está cagando en el césped". "Calla, que es negro como tú", le respondió con chunga el técnico cántabro.

Ettien aterrizó en el Levante hace ocho años. Llegó de la mano del ex secretario técnico del club azulgrana, Ricardo Chover, que le descubrió en Marruecos durante una Copa de África. "Es un superdotado", afirmó entonces Chover. El marfileño se ganó pronto la estima de la grada del Nou Estadi, que vibraba con sus cabalgadas imposibles, arramblando con todo lo que se ponía por delante. La gente contenía el aliento cuando Ettien recibía el balón pegado a la orilla derecha y ponía en marcha su explosivo motor. La cosa concluía siempre de la misma manera: algún rival le derribaba de cualquier modo. Menos aquel 3 de septiembre de 2000, ante el Atlético en la primera jornada de Liga, con ambos equipos en Segunda División. Aquel día, ningún rojiblanco fue capaz de frenar a esa locomotora humana con músculos hasta en las orejas. Ese día, Ettien entró como una exhalación por el carril del ocho, cedió a Salillas y éste marcó a placer. La jugada se repitió hasta la saciedad en las televisiones; los diarios deportivos le dedicaron amplios reportajes. El marfileño estaba feliz. "Ha sido mi mejor encuentro desde que llegué a España", considera.

Hasta ese día, como técnicamente estaba muy verde, trascendieron otros aspectos. Entre ellos, su poderosa carrocería: un reportaje de Canal + le mostraba haciendo ejercicios abdominales. 2.000 diarios. "Ahora hago menos; sólo cuando tengo tiempo", dice mientras cierra la puerta de su flamante Mercedes todoterreno, 300 caballos de potencia. "Ahora prefiero llevar un coche seguro, ¿sabes? Ya soy padre de familia".

Ettien nunca ha visto jugar a Bernd Schuster, su actual entrenador. "Yo era muy joven cuando él jugaba", cuenta; "pero bueno, se nota que ha tenido mucha calidad". Schuster le ha dado contrapronóstico la titularidad al africano, a quien confía en sacarle todo su jugo. Le corrige y mima. "En la primera jornada, ante la Real en Anoeta, me dijo: 'mira, Ettien: el chico que juega en tu banda izquierda se llama Garrido. Tiene 19 años. Será, como tú, un manojo de nervios. Los primeros balones serán decisivos. Quien los administre mejor, le habrá comido al otro la moral". En su estreno en Primera División, Ettien salió reforzado: el Levante empató (1-1) y él fue uno de los mejores.

"Schuster me dice que esto no es un correcalles, que debo aprender a saber cuándo toca encarar al contrario y cuándo no", revela el marfileño, que antes de llegar a España jugó en Corea y Japón. "Allí me llevó un representante belga. Lo pasé mal; no me gusta recordar todo aquello". Sin embargo, ríe cuando se le recuerda su pasado de nadador, deporte que practicó antes que el fútbol, que descubrió a los 16 años: "Quizá tenga la musculatura tan definida por mi etapa de nadador". Esto lo pone en duda el preparador físico levantinista, José Gómez: "Un día nos tiramos a la piscina y su técnica dejaba mucho que desear. Había que verle..."

Hoy, Ettien se reencuentra con el rival que le lanzó al estrellato, el Atlético. Y en el mismo escenario, el estadio Ciudad de Valencia. Pero esta vez es en Primera División.

Ettien, frente al Atlético, rodeado por Santi y Juan Gómez, en el partido de 2000 que le lanzó a la fama.
Ettien, frente al Atlético, rodeado por Santi y Juan Gómez, en el partido de 2000 que le lanzó a la fama.TANIA CASTRO

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