_
_
_
_
_
Crónica:FÚTBOL | Copa de la UEFA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Villarreal impone su ritmo en Suecia

Juan Morenilla

Después de su brillante debut de la temporada pasada, el Villarreal volvió a la UEFA con el recuerdo todavía fresco de la semifinal que jugó hace cuatro meses ante el Valencia. Claro que ayer el rival, el Hammarby sueco, era todo lo contrario, un grupo más bien desordenado que se movía a impulsos y a balonazos. A los 25 minutos se sumaban casi tantos goles, tres, como faltas, cuatro, señal de que el partido estaba loco y sin dueño. Se jugaba sin freno, de un área a otra y sin apenas peaje por el centro del campo. La mayor ventaja fue para el Villarreal, que por algo dispone de mayor pegada y que al final supo imponer su ritmo. Ocasiones hubo para los dos equipos; el acierto fue cosa del conjunto español.

VILLARREAL 1 - HAMMARBY 2

Hammarby: Covic; Covic; Stoor, Gerrband, Hellstrom, Schlebruugge; Benchenna, (Johansson, m. 77) Ostlund, Fjortoft; Runstrom y Arce (Brewah, m. 24, Laitinen, m. 46).

Villarreal: Reina; Armando Sá, Álvarez, Rodríguez, Arruabarrena; Josico (Senna, m. 46), Battaglia; Font, Riquelme (Cazorla, m. 67), Guayre (Arzo, m. 88); y José Mari.

Goles: 0-1. M. 11. Guayre. 0-2. M. 22. Gonzalo Rodríguez. 1-2. M. 23. Runstrom.

Árbitro: Van Egmond (Holanda). Amonestó a Ostlund y Runstrom.

Unos 11.000 espectadores en el Rasunda Stadium de Solna. Ida de la primera eliminatoria de la Copa de la UEFA. La vuelta se juega en El Madrigal el día 30.

Guayre, cómodo ante el desorden, aprovechó su velocidad para protagonizar el ataque del Villarreal. Marcó el primer gol y dio el segundo a Gonzalo Rodríguez... un central. Rodríguez tiene 20 años, ha sido dos veces internacional con Argentina y apunta grandes maneras de buen defensor. También de interesante llegador. Su tanto otorgó al Villarreal una renta tan cómoda como efímera. Runstrom acortó el marcador al minuto siguiente en la típica jugada sueca: balón por los aires, un control tosco y buen remate ante Reina. No entiende el Hammarby otro estilo de fútbol que ese enloquecido, con llegadas a la carrera a las bandas y centros a la cabeza más alta. Tan pronto recuperan el balón, las piezas se mueven de manera mecanizada para acabar en el pase al delantero centro.

El otro estilo, el más pausado y combinativo, lo rescató el Villarreal a la media hora para serenar el partido. Necesitaba la pausa, es decir, a Riquelme y a Battaglia. Cuando ambos comenzaron a tocar, el Hammarby quedó descolocado y recurrió al juego brusco y a la presión para hacerse notar. El Villarreal contuvo a su rival pero quedó expuesto, también durante la segunda parte, a las llegadas en tromba del conjunto sueco y a sus propios fallos defensivos, provocados por la falta de concentración. La entrada de Senna le concedió más control en el centro del campo, aunque las ocasiones se sucedían. Suerte que las limitaciones del Hammarby se extienden a todas sus líneas. Igual que cometió errores de marcaje junto a su portería desaprovechó las pocas balas que tuvo en ataque. También el Villarreal tiró a la basura sus últimas llegadas, el punto final a un partido loco.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_