"Zapatero quería ser presidente desde niño"

Pregunta. Usted prefería el Ministerio de Justicia.

Respuesta. Cuando estás en política a estos niveles hay que aceptar las cosas como vienen. Éste es un ministerio que está bien y que es muy complejo.

P. Pues dicen que está siempre tocándole la moral a López Aguilar.

R. No, porque tengo con él una excelente relación personal, y las competencias de Interior y Justicia están muy bien delimitadas.

P. ¿A qué santo se encomendó para aceptar el sillón?

R. A ninguno. Santos no consumo.

P. ¿Estaba predestinado para el cargo? Por ejemplo, ¿de pequeño jugaba a policías y ladrones?

R. Sí, aunque no consigo recordar de qué parte estaba.

P. ¿Su departamento es el que se come más marrones?

R. Es lógico. Tiene un nivel de competencias tremendo.

P. Cite alguno de los últimos.

R. La gestión ordinaria del ministerio.

P. ¿Qué es un marrón en sí mismo?

R. [Carcajada] Eso lo dice usted.

P. ¿Hará tricornios de llavero, como Barrionuevo?

R. No. No se me ha pasado por la cabeza.

P. ¿Sirve de algo la comisión del 11-M?

R. Sí. Espero que sea útil en la creación de un suelo político estable para luchar contra el terrorismo internacional, y que el Parlamento haga recomendaciones al respecto.

P. Ha tenido ya varios resbalones: querer controlar los sermones de los imanes, no cumplir la unificación del mando Policía-Guardia Civil, ponerle a ésta mando militar...

R. ¿Aceptamos que ésos son resbalones? Le niego la mayor.

P. Pues dígame usted alguno.

R. No se me ocurre ninguno. Y soy bastante autocrítico.

P. Pertenece al género compañero de pupitre. ¿Cómo era ZP en su más tierna infancia?

R. Ya apuntaba. Yo creo que quería ser presidente del Gobierno desde pequeño, desde su más tierna infancia.

P. Zapatero pescaba truchas y usted se las comía. ¿Gorrón?

R. No. Eso era la necesidad. Y jurídicamente, cuando hay estado de necesidad, no hay gorroneo.

P. ¿Qué hidratante usa?

R. Cuando tomo el sol, cremas para no pelarme. Habitualmente, lociones para después del afeitado.

P. ¿Es usted lo más metrosexual del Ejecutivo?

R. Defíname metrosexual, porque desde que estoy en el Gobierno me estoy perdiendo estas innovaciones semánticas.

P. Heterosexual que hace labores domésticas, le va lo urbano, expresa emociones, se cuida y acicala, es sensible...

R. Entonces, yo diría que sí, en términos generales. Que posiblemente soy el más metrosexual del Gobierno. Pero hay cosas que han empeorado desde que estoy aquí, como cuidarme físicamente.

P. Tiene fama de picaflor con las señoras. ¿Cree que su atractivo es irresistible?

R. Nada, nada. Siempre tuve un trato bastante amable y muy igualitario con las mujeres. Y buenas amigas.

P. Y muchas, al parecer.

R. Ja, ja, ja, ése es un terreno resbaladizo. Además, cuanto más viejo te vas haciendo, te vas dejando de esas vanidades.

P. No me dirá que ha alcanzado ya la paz de los sentidos.

R. Sí. Tengo una relación estable, gratificante y suficiente.

P. No se equivoque. La paz de los sentidos es la inapetencia, retirarse de casi todo, cerrar el quiosco.

R. La respuesta es sí, ja, ja, ja.

P. Hace años escribieron: "Es idealista, muy delgado y con pinta de romántico". ¿Sería capaz de morir de amor?

R. Eso es mucho morir, ¿no?

P. ¿Para cuándo los hombres del Gobierno posando para Vogue?

R. No tendría ningún inconveniente en hacerlo. Pero a mí, personalmente, no me apetece.

P. ¿Y esa pasión suya por la física relativista?

R. Si no se explica, suena de un pedante que te cagas. Yo creo que la ciencia, la física en particular, ha sustituido a la filosofía a la hora de responder a preguntas del hombre como de dónde venimos o adónde vamos. Y entonces, pues estás al loro, conceptualmente hablando. Lees artículos de divulgación, porque yo no tengo formación científica.

P. Si pudiera elegir otro ministerio, ¿adónde se iría?

R. Hombre, uno que puede ser gratificante es Cultura.

P. Pues los piques ya no serán con López Aguilar, pero tenga cuidado...

R. ... Sí. ¡Con Carmen Calvo...! [risas].