Tomate para todos

La fiesta de la Tomatina en Buñol sigue rompiendo esquemas año tras año alcanzando en esta edición los 40.000 participantes. La popular batalla del tomate, declarada fiesta de interés internacional desde 2003, siguió siendo ayer, último miércoles del mes de agosto, cita obligada para las miles de personas que prodecentes de todas partes del planeta, desde Japón hasta Australia pasando por Canadá y Europa, que inundaron las calles de Buñol transformándolas durante la hora que dura la Tomatina en una gran ensalada intercultural con 130.000 kilos de roja hortaliza aliñada con el ansia de fiesta.

Como novedad se empleó por primera vez la mascota oficial de la fiesta Tico (por Tomatico), que con su cara de tomate simpático dio otro aliciente más a fiesta. Este año los propios y extraños estaban aleccionados desde el Ayuntamiento, que repartió entre los participantes una guía en forma de díptico donde se indicaban los servicios médicos, las consignas para mochilas y donde además se aportaban teléfonos y normas en castellano e inglés. De éstas se respetó la duración de la fiesta de 12 a 13 horas, pero otras normas del tipo de "estrujar los tomates antes de lanzarlos" o "no quitar camisetas", no tuvieron tanto éxito entre la ingente masa humana que llenó la principal calle buñolense durante la fiesta. Lo que sí fue todo un éxito, como se encargó de destacar tanto el delegado de Gobierno de la Comunidad Valenciana, Antonio Bernabé, como el alcalde de Buñol, Fernando Giraldós, fue el desarrollo en sí de la fiesta y, fuera de contusiones, alguna herida que necesitó de puntos de sutura y alguna que otra lipotimia por exceso de alcohol en sangre, no hubo accidentes de gravedad, como tradicionalmente ocurre.