Tévez venga a Maradona

Tac, tac, tac. Minuto a minuto, controlando el juego con la precisión en el pase del balón al compañero, acelerando en los segundos finales de la jugada, la máquina de relojería argentina preparada y ajustada por el entrenador, Marcelo Bielsa, marcó el tiempo de la derrota para Italia en la competición por el oro olímpico en fútbol (3-0). ¿Llegó al fin la hora de que Bielsa, después de casi seis años de trabajo, logre al fin un título con Argentina, el único que le falta al país en su brillante historial futbolístico? El próximo domingo será para él la hora señalada.

El partido con Italia significaba no sólo enfrentarse con un rival más incómodo y duro que los anteriores. Era también hacerse cargo de la historia. En los días previos, los cronistas argentinos en Atenas no olvidaron recordar que el entrenador de la selección italiana es el ex jugador Claudio Gentile, marcador implacable de Maradona cuando Italia y Argentina se encontraron en la segunda fase del Mundial de España 82. En aquel partido Gentile cumplió fielmente la instrucción de anular completamente a Maradona utilizando para ello cualquier recurso, reglamentario o no. Al punto de que llegó a tirarle del pelo en una jugada. Finalmente, Maradona se fue expulsado del campo tras una reacción violenta en defensa propia.

"Maradoooo / Maradoooo", cantaban hacia el final la minoría de hinchas argentinos en Atenas cuando el partido iba ya 3-0. En la periferia de Buenos Aires, un Maradona algo hinchado, bajo el efecto de pastillas, que seguía el partido por televisión, alentaba y gritaba como uno más. Para entonces, la mayoría de los italianos asistían resignados, admirados, sometidos, derrotados, a la demoledora demostración táctica, estratégica y técnica de un rival que ha constatado su superioridad en el torneo.

Pero Bielsa ordenó retrasar el tiempo hasta hacerlo más lento. Dio entrada a los suplentes y aire a los titulares. Salió el veterano Kily González, que soporta una lesión el talón derecho. Salió el puntero Delgado y le pidió a Tévez que se retrasara para tocar la bola sin apuro. El diseño táctico se corresponde con la última edición del laboratorio Bielsa, que corrigió en la práctica sus errores teóricos. Ahora se trabaja en la elaboración de la jugada antes que en el sistema, ahora importan los jugadores. Están juntos todos los que la gente quería. Saviola, Tévez, D'Alessandro, Delgado, Rosales, más los que el propio Bielsa se encargó de consolidar antes de que se destacaran en sus equipos, Heinze -ahora en el Manchester-, Mascherano, Lucho González y el portero Lux, del River Plate. Argentina lleva ya 16 goles, siete de ellos a cargo de Tévez, el pibe del barrio de Fuerte Apache que el Boca Juniors desistió de vender al Bayern Múnich hace un año y por el que confía en obtener ahora unos 15 millones. Ayer marcó un gol y pasó los otros dos: el primero a Luis González y el segundo a Mariano González. La defensa, con Ayala de capitán, no ha recibido goles. ¿Es el equipo perfecto? Ayala, que lleva ya diez años con Argentina, dice que es "sin duda" el más ofensivo de todos. Bielsa, el Sísifo condenado a cargar con la eliminación de Argentina en la primera fase del Mundial de 2002, podría reconciliarse al fin con la historia del fútbol argentino si el domingo llega a depositar la convicción y la honradez de su equipo en el Olimpo.