Dos carreras opuestas unidas por un objetivo común

Ya en la parte final de sus respectivas carreras, Conchita Martínez y Virginia Ruano decidieron unir sus esfuerzos para intentar ganar el oro olímpico que pudo marcar sus vidas y que se les escapó. Las dos rompieron sus respectivos dobles para disputar el torneo de Los Ángeles, en julio, en el que alcanzaron la final.

La vida de Conchita, ahora con 32 años, ha estado marcada de forma ineludible por su victoria en Wimbledon en 1994. Siempre fue una luchadora, aunque a mucha gente le cueste creerlo. También se distinguió por tomar decisiones difíciles y controvertidas que, en muchas ocasiones, le causaron problemas personales. Se fue de su casa, en Monzón (Huesca), a los 11 años y se convirtió en la atleta más joven que llegó a la Residencia Blume de Barcelona. Y aquello lo decidió ella. Igual que con 16 años decidió que no había otra salida que irse a Suiza a entrenarse con Eric van Harpen.

Su unión con aquel técnico holandésfue clave. Conchita se peleó con él, pero luego, cuando comprendió que su carrera peligraba, volvió a buscarle y su juego creció tanto que la llevó al triunfo en Wimbledon superando a Martina Navratilova en la final. Ya estaba instalada en la élite del tenis femenino, tal como lo demuestra el hecho de que en su carrera jugó dos finales de Roland Garros (1992 y 2001) y otra del Open de Australia (1998). Llegó a ser incluso la número dos del mundo.

Aunque es también una buena doblista, su caso es diametralmente opuesto al de Virginia Ruano. La madrileña vivió su momento en el Roland Garros de 1995, cuando alcanzó los cuartos de final con 21 años. Después ganó en Cardiff y Budapest y pareció que su carrera despegaba. Pero tuvo una seria lesión en un pie de la que tardó en recuperarse. Y luego fue enfocando su carrera hacia el doble. Desde 1994 estaba jugando con la argentina Paola Suárez, sin grandes éxitos. Pero a partir de 2000 ganaron seis títulos del Grand Slam -sólo Wimbledon se les resiste-, y un Masters y se convirtieron en las número uno.