La gran bronca

Para la remera Nuria Domínguez acabar ayer la final A de unos Juegos en skiff y concluir en la sexta posición, diploma olímpico, supuso una liberación. Una liberación extraña: de llantos, de acusaciones y de lamentos "después de años de tragar y tragar con un tirano". El acusado se llama Giovanni Postiglione y es el director técnico del equipo español de remo. Alguien, que, según Domínguez, "nunca ha querido reconocer ningún error": "Nos ha tratado como a idiotas".

La expedición española de remo ha obtenido unos pobres resultados que han hecho estallar el mal ambiente que existía en el grupo. Los deportistas acusan a Postiglione de someterles a sesiones de entrenamientos duras en periodos prolongados y dicen sufrir a unos dirigentes "autoritarios" con los que el diálogo no existe. El origen del malestar de los seleccionados está en que consideran que se les ha impuesto un método de entrenamiento "erróneo" que debían aceptar bajo la amenaza de no ser seleccionados. También, a las declaraciones de personas próximas a la federación, en las que se achacaba la responsabilidad de la discreta actuación del equipo a la "poca profesionalidad" de los deportistas.

A las protestas nerviosas de Domínguez se unió Eva Mirones, componente junto a Teresa Mas del doble scull, que ayer fue quinto en la final B. Mirones calificó la preparación para Atenas de "patética" y afirmó que había acudido "sabiendo que todo saldría mal". Su compañera fue más diplomática, aunque también insinuó su descontento: "He llegado al 70% de mis posibilidades y nunca se sabrá lo que habría pasado de no seguir las indicaciones de Postiglione".

El presidente de la federación, Fernando Climent, se mostró satisfecho con los resultados y explicó: "La verdad es que las clasificaciones que nos han aportado responden realmente a cómo está el remo español". Y concluyó su discurso con una pregunta: "¿Qué más podemos pedir que esto?"

El remero Juan Zunzunegui reveló que algunos miembros del equipo han estado "al borde de la anemia". Domínguez, la mejor clasificada, se consideró con "derecho" a "protestar" y exigió a la federación "un respeto". La andaluza aludió a la posibilidad de ser "represaliada", pero confió en que "los resultados" la ayudarán. La remera puntualizó que no piden "entrenarse menos, sino mejor", y se quejó de que los responsables federativos, tras las semifinales, "se escondieron".