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Reportaje:LOS DISCOS DE TU VIDA 2

'Killing me softly...', de Roberta Flack

Lanzado en 1973, incluye el tema más universal de la cantante. EL PAÍS lo ofrece por 5,95 euros desde mañana. Por Diego A. Manrique

Diego A. Manrique

En Roberta Flack confluyen dos arquetipos del showbiz estadounidense. Primero, el de la orgullosa cantante de soul, pero un soul crepuscular e intimista. Segundo, el de la pianista-cantante de club nocturno, aunque su repertorio no sean precisamente los estándares de Broadway y Hollywood.

Es una soulwoman hasta en sus orígenes. Nacida el 10 de febrero de 1937 en Black Mountain (Carolina del Norte), Roberta Flack canta en la iglesia donde su padre toca el órgano. Estudia música en Washington y vuelve como profesora y cantante ocasional. Y se hace cantante de night club por temperamento y cálculo: se convence de que hay un mejor futuro en la capital de Estados Unidos, donde hay un circuito de restaurantes, lounges, hoteles y jazz clubs que pueden apreciar su estilo sedoso. Además, alguien que trabaje en el Distrito de Columbia tiene mayor visibilidad. Acierta: Les McCann, establecido pianista y cantante de jazz, se topa con Roberta en 1968 y alerta a su discográfica, Atlantic Records. Ahmet Ertegun, el gran capo del sello neoyorquino, la ficha y se ocupa de que comience a maquinar con el productor Joel Dorn.

Atlantic ya tiene a una soulwoman volcánica: Aretha Franklin. Dorn decide que Roberta debe ser todo lo contrario: susurrante, frágil, sofisticada.

First take (1969), su estreno, se graba en un día pero resulta ser un sleeper, un elepé de larga vida que entra y sale de las listas hasta que, dos años después, se sitúa finalmente en el número uno. Se lo deben agradecer a Clint Eastwood. En su debut como realizador, Play Misty for me, el actor -ya se saben, pianista aficionado y fiel amante del jazz- encarna a un disc jockey radiofónico y uno de los temas que pincha procede de First take: la rendida versión de The first time I ever saw your face, balada del folclorista británico Ewan McColl.

Para cuando La primera vez que yo vi tu cara llega al número uno de Estados Unidos, donde se quedará seis semanas, Roberta ya ha lanzado nuevos elepés, Chapter two (1970) y Quiet fire (1971). Y ha preparado todo un disco de duetos con Donny Hatthaway, un prodigioso amigo que canta, toca el piano y también comparte su nocturno tono confesional. Roberta Flack and Donny Hatthaway (1972) es un éxito inmenso, que ayuda a establecer un formato radiofónico: el quiet storm o smooth soul, relajante antídoto contra las estridencias del funk y nada exclusivo en lo racial.

En su quinto elepé, Roberta rescata algo que ha oído en un canal del avión que la lleva de Los Ángeles a Nueva York: Killing me softly with his song ha sido escrita por Norman Gimbel y Charles Fox a instancia de Lori Lieberman, cantante que se quedó noqueada por un recital de Don McLean, el de American pie. Da título al disco, que contiene su habitual combinación de creaciones de cantautores blancos -aquí, Janis Ian y Leonard Cohen- más composiciones hechas a su medida por el percusionista Ralph McDonald y otros profesionales.

Roberta ya no es la purista de sus comienzos. Aunque dirige al grupo básico que graba las canciones, acepta que sean acicaladas posteriormente con cuerdas o metales por arregladores como Eumir Deodato, Alfred Ellis, Don Sebesky o William Eaton. La suma de interpretaciones introspectivas con orquestaciones lustrosas funciona: aparte de ventas millonarias, Suavemente me mata con su canción barre en los premios Grammy de marzo de 1974.

Conviene mencionar que debe ser el único disco de platino de la historia que vaya dedicado a uno de los francotiradores del jazz, Rahsaan Roland Kirk. Un bello gesto de una artista especial.

Roberta Flack.
Roberta Flack.ASSOCIATED PRESS

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