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Crítica:FERIA DE MÁLAGA | LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El sexo de los ángeles

La identidad sexual de los habitantes celestes fue muy cuestionada en tiempos del Imperio Romano de Oriente y no lo ha sido menos la polémica a cerca de permitir la entrada en la gloria taurina de la mujer. Ayer, Mari Paz Vega acreditó que se puede triunfar en los toros sin necesidad de acudir a la discriminación positiva, sólo por cuestión de entrega, de ilusión y de torería. Lo que también acreditó es que una parte del público, por lo menos a guisa de comentario, no admitió de buen grado que la condición femenina se pudiera considerar en pie de igualdad. Una verdadera pena y un bochorno.

Mari Paz Vega se integró en un cartel de toreros modestos y ya se sabe que la modestia del torero suele ser directamente proporcional a la molestia del toro. Los de Gabriel Rojas no tuvieron malas intenciones, pero vinieron cargados de mansedumbre; sólo el quinto se salvó de la quema. Mari Paz Vega aceptó con valentía la incierta embestida del animal que le tocó en desgracia. La embestida sólo duraba la cuarta parte de su recorrido, por lo que no hubo manera. Volvió a ganar enteros en el toreo a la verónica al quinto, respetando los tiempos y representando con hondura, que volvió a utilizar para atemperar la embestida violenta y desabrida, que se encontró con un toreo muy de verdad, ceñido y firme, sin ceder un palmo de terreno.

Rojas / Ortiz, Vega, Antequera

Toros de Gabriel Rojas, desiguales de presentación y mansos, excepto el 5º. Ricardo Ortiz: vuelta al ruedo; vuelta al ruedo con protestas. Mari Paz Vega: (ovación); oreja. Martín Antequera: (ovación) tras aviso; (ovación). Plaza de La Malagueta, 13 de agosto, 2ª de feria. Más de un tercio de entrada.

Ricardo Ortiz tuvo una actuación más digna ante dos enemigos muy parados. Quedó de manifiesto su buen torear con el capote, los pares muy reunidos cuadrando en la cara y una gran solvencia profesional.

Martín Antequera estuvo vulgar en el tercero y entusiasta en el sexto, al que mató de una buena estocada; antes lo había recibido con una larga a porta gayola y varias más en los tercios antes de que el toro se lastimara.

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