"Ni pan ni arroz"
Kenji, el mayor de los hermanos Uematsu, ha podido al fin controlar su peso
Kenji y el control del peso. Podría ser hasta el título de una película de dibujos animados japonesa, pero no lo es. Es la clave de que el laureado yudo español comience hoy con buen pie, buenos agarres, fundamentales en este deporte de combate, y buenas llaves en el camino olímpico. Kenji es el mayor de los hermanos Uematsu, pero es debutante en los Juegos porque en Sidney sólo estuvo su hermano, Kiyoshi, que competirá el lunes, el mismo día que la abanderada, Isabel Fernández. Kenji fue campeón del mundo y de Europa júnior en 1997 y arrasó tanto en la categoría de 60 kilos que prometía los mayores logros. Fue el primero que obligó a hablar de los hermanos Uematsu, fruto de la venida a España de su padre, japonés y profesor de yudo, que se casó con una logroñesa y puso un gimnasio en Santurtzi, de donde son sus hijos.
Se creyó Kenji que podía seguir ganando todo en la categoría sénior, pero llegaron los palos y no hubo ya grandes resultados. A cada tercer o cuarto combate se le acababan las fuerzas porque tenía muchas dificultades para dar el peso de los 60 kilos y en los adelgazamientos se acababa. Ahora dice haberlo dominado. Lleva un mes entrenándose entre los 61 y 62 kilos, que sí los puede rebajar sin problemas. "He suprimido el pan y el arroz", dice; "estaba de mal humor por haber tenido tantos problemas con el peso, pero ya lo he controlado".
Si lo ha conseguido, el siguiente paso es superar a su primer rival, hoy, el difícil georgiano Kergiani, campeón europeo en 2003. Los sorteos en el yudo, aunque al final te acabes enfrentando con los mejores, son clave. Y, si ganas el primer combate, mucho más. Evitas la lotería de que tu ganador, si no vence en el siguiente, incluso te impida ir a la repesca. Pero este camino ya no es el del oro. Kenji es técnicamente incluso mejor que su hermano, pero Kiyoshi siempre ha sido más competidor. Hoy es su gran prueba de fuego. Con su ipponseonage, la mejor técnica que tiene, de agarre de brazos, tratará de adelantarse al georgiano, un luchador auténtico, típico de la escuela soviética que trajo hace años un yudo más violento. El kataguruma, una técnica de agarre de pierna, es la especialidad de Kergiani, según Kenji. "Tendré que controlar su mano derecha", comenta. Y tiene dentro de su mejor técnica una esperanza: "Este tipo de yudokas que se agachan mucho para cogerte la pierna se desgastan antes porque trabajan más. Así que intentaré meterle mucho ritmo para que se queme".
En caso de victoria, el camino de Kenji no tendrá respiro, pues puede tocarle con el tunecino Lunizi, campeón del mundo en 2001. Es uno de los héroes nacionales, pero hecho en Francia, donde se entrena. Ha bebido, pues, en la fuente de la escuela francesa, una de las potencias mundiales, siempre tratando de quitarle el cetro a la madre japonesa.
Kenji tiene novia y le falta una asignatura para acabar sus estudios de educación física. Curiosamente, es extravertido, al revés que su hermano, con el que se queda ejercitándose muchas veces, pero que ha cambiado bastante.
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