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Entrevista:JOAN FORTUNY | Entrenador del grupo de élite de la natación española | Atenas 2004

"Con llegar a algunas finales ya podemos estar contentos"

Es el hombre que más nadadores de éxito ha creado en España en los últimos años. Joan Fortuny, de 58 años, dirige el grupo de élite de la Federación Española de Natación en el CAR de Sant Cugat. Le llaman el entrenador de hierro tanto por su nivel de exigencia como por la dureza de sus métodos de entrenamiento. Pero él asegura que para poder entrar en la élite no hay más receta que trabajar con mucha seriedad. En su grupo están Erika Villaécija y Eduard Lorente, además de tres de las cuatro integrantes del relevo femenino 4x200, que constituyen las posibilidades más serias de entrar en las finales, al margen de Nina Jivanevskaia, que aspira a medalla.

Pregunta. ¿Ve así de mal el panorama para Atenas?

"Villaécija aún llora en un entrenamiento o con un libro, pero es más fuerte de lo que cree"
"Nina Jivanevskaia en los 100 espalda es la única posibilidad de medalla, si tiene su día"
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Respuesta. Creo que si alcanzamos algunas finales absolutas ya podemos estar contentos. Para mí la única posibilidad real de medalla es Nina Jivanevskaia en un buen día, y no lo tendrá nada fácil porque los 100 metros espalda ya empiezan a ser muy duros para ella. Yo no veo muchas más posibilidades de las que ha enumerado: el objetivo está en las finales de Erika en 800 metros libre, el relevo femenino, Edu Lorente en 50 metros libre y tal vez Josep Sánchez, en 200 espalda.

P. ¿Cuál es el problema, le falta seriedad a la natación española?

R. No es eso. Pero me parece claro que para llegar a la élite hace falta mucha disciplina y trabajar muy duro, y en muchos casos eso no ocurre. Tengo fama de ser un técnico muy estricto, pero mis nadadores y nadadoras permanecen conmigo porque ven que mejoran y logran buenos resultados. Si de lo que se tratara fuera sólo de hacer mínimas o de ganar títulos españoles sería muy fácil: entrenando una hora de piscina y otra de físico al día les bastaría. Pero si lo que pretendes es llegar a finales olímpicas y mundiales y aspirar a medallas, entonces el planteamiento es otro.

P. ¿Cuál es?

R. Desde luego no se trata de que cada día se desmaye un nadador en los entrenamientos. Es, simplemente, controlar el trabajo día a día y mantener una disciplina. Lo que no permito es que un nadador llegue tarde o falte a un entrenamiento sin un motivo serio. Mis nadadores saben que hay que entrenar incluso cuando viajamos y nos levantamos a las cinco de la mañana: a las cuatro de la tarde estamos en la piscina.

P. ¿Y por eso le han colgado el cartel de duro?

R. En este país cuando haces las cosas con seriedad e implantas orden y disciplina a algunos les cuesta aceptarlo. Si una de mis nadadoras llega tarde tres veces al entrenamiento sin justificación, no sigue conmigo. O si incumple la norma de llegar al CAR más tarde de las 11 de la noche o sale sin permiso, lo tiene mal. Son profesionales, cobran entre 60 y 70.000 euros, y deben responder como en cualquier trabajo.

P. ¿Qué régimen de entrenamientos llevan?

R. Una sesión matinal, de 8 a 10; otra por la tarde, de 4,30 a 6 de preparación física, con Manolo Montesinos; y de 6 a 8 vamos al agua. Pero cuando se acerca una gran competición, como ahora, seis semanas antes iniciamos un ciclo que comprende tres semanas de entrenos triples de agua y otras tres de menor intensidad para la puesta a punto. Los entrenos triples son realmente duros: estamos en la piscina de 8 a 10, de 12,30 a 14,15, y de 18,00 a 20,00; entre el entrenamiento del mediodía y el de la tarde hacemos hora y media de físico. En esas sesiones triples superamos los 100 kilómetros de nado diarios. Cada temporada podemos cubrir unos 3.000 por nadador.

P. ¿Eso se le ocurrió a usted o lo copió?

R. Vi que lo hacían los antiguos nadadores de la RDA. Pero ellos lo hacían algunos días cada semana durante todo el año. Yo lo apliqué a las semanas de máximo volumen. Y no soy el único. Sólo que en nuestro caso lo seguimos al pie de la letra. Y te quedas sorprendido de lo que aguanta el cuerpo. Algunas veces le digo a mi ayudante, que es mi hijo: 'hoy van a mandarnos a la mierda'. Pero no, lo soportan.

P. En su grupo predominan las mujeres

R. Eso va por rachas. Desde hace algunos años, sí, aunque tengo a David Meca y a Eduard Lorente. Creo que las mujeres son más duras para entrenar, más sacrificadas. Tienen más capacidad de sufrimiento y son más constantes.

P. ¿Cuándo comenzó a entrenar a Villaécija?

R. Hace tres años. Era una nadadora de club, joven, pero lejos de la élite. Me hablaban de ella y me decían que no la cogiera, que en los entrenamientos lloraba y parecía poco madura. Pero la vi nadar en unos Juegos del Mediterráneo y me pareció valiente. Tenía algo especial. Y le ofrecí entrar en mi grupo. En su debut conmigo en el Campeonato de España le salió todo mal, los 400 y los 800. A Edu Lorente le ocurrió lo mismo en el último Europeo. Pero después todo funcionó.

P. ¿Y todavía sigue llorando en los entrenamientos?

R. Sí. Es muy sentimental. La he visto llorar leyendo un libro, o porque le cuesta seguir el ritmo de un entrenamiento. Pero es mucho más fuerte de lo que ella misma cree. No sabe aún cuál es su límite. No se valora suficientemente. Cuando bajó de los 4m35s en los 400m, me estuvo diciendo que no podría hacerlo. Y lo logró. Es muy competitiva. Pero algunas veces necesita que le tire algún cubo de agua fría para que reaccione. Confío más en ella yo que ella misma.

Joan Fortuny.
Joan Fortuny.VICENS GIMÉNEZ

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