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Reportaje:Atenas 2004

Las zozobras de Moussambani

El nadador ecuatoguineano ve peligrar su presencia en Grecia por motivos burocráticos

José Marcos

Fue una de las estrellas de los Juegos de Sidney 2000, aunque no precisamente por la potencia de sus brazos y piernas o por su habilidad para sincronizar las manos y los pies en el Aquatic Center de la ciudad australiana, famoso por facilitar récords del mundo. Eric Moussambani, un guineano de por entonces 22 años y que sólo se zambullía en las aguas desde enero de 2000, ocho meses antes del inicio del acontecimiento deportivo, se hizo famoso en la única serie que nadó, la misma en la que más de un espectador sufrió pensando que nunca llegaría a salvar la distancia, los 100 metros libres. Los surcó en poco menos de dos minutos, una marca histórica, igual que la plusmarca mundial, 47,84s, alcanzada unos días después por el holandés Pieter van den Hoogenband en el mismo escenario.

Oriundo de Malabo, la capital del pequeño Estado que Teodoro Obiang domina con mano de hierro y en el que sólo se contabilizan dos piscinas, Moussambani se ganó el irónico sobrenombre de La Anguila en aquellos Juegos. Lástima que con toda probabilidad no pueda repetir la experiencia en Atenas. "Estaba en España y me pidieron que regresara a mi país. Ahora van y me dicen que a mi pasaporte le falta la fotografía", se desespera el velocista africano. Si nada lo evita, un error administrativo -no es el primer error de Malabo que padece Moussambani, que ya tuvo que rechazar una beca de la Universidad estadounidense de Wisconsin para estudiar informática- del comité ecuatoguineano le privará de volver a ganarse el respeto del público que acuda a las instalaciones del complejo de OAKA.

Una injusticia para el forofo que, tras su actuación en Sidney, pagó 2.551 dólares en una subasta por sus gafas acuáticas, un dinero excesivo si se recuerda que casi no se sumergieron en el agua: nadó con brazadas de perrito y la cabeza fuera. Estilo que no impidió que firmara un contrato por un año con Speedo narrando su historia en una gira por todo el mundo: "Aunque lo que yo quería era ganar y prepararme para Atenas".

Cuando el contrato se acabó, Moussambani siguió empecinado en su carrera, ejercitándose en una piscina de 20 metros de largo y sin calles marcadas. Se entrenó tan a conciencia que rebajó en un minuto su marca australiana, pensando en repetir en Grecia la gesta y los dólares de Australia. Su presencia pende de un hilo, pero él lo tiene claro: "Allí la gente me espera".

Eric Moussambani, en acción.
Eric Moussambani, en acción.

Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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