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Entrevista:TROTAMUNDOS | JOSEFINA ALDECOA | FIN DE SEMANA

Aire libre en Londres

Asegura que su viaje a la luna particular tuvo lugar en 1950. Destino: Londres. Su peripecia la ha contado ya en sus memorias, tituladas En la distancia (Alfaguara). Un libro donde éste y otros viajes son piezas básicas del puzle de su vida.

Una mujer de 24 años que viaja sola a Londres era como para titular de periódico en 1950.

Desde luego. Yo tuve la suerte de tener unos padres abiertos que habían soñado un porvenir distinto para nosotros. A través de una amiga me enteré de que existía la oportunidad de ir a una residencia de estudiantes londinense a cambio de ayudar allí en los trabajos domésticos. Escribí una carta y me aceptaron.

Imagino la excitación que sentiría de camino.

Desde luego. Fui en tren a París, y recuerdo que pasé luego unas horas en la ciudad dando vueltas absolutamente fascinada y expectante. Luego tomé un barco para cruzar el Canal, y allí hice amistad con algunos estudiantes. Mi atraccion por el mundo sajón era inmensa. Había leído La ciudad de la niebla, de Baroja, y llevaba tiempo asistiendo al Instituto Británico para aprender inglés.

Describa la radiografía del Londres que encontró.

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Era una ciudad fascinante, a pesar de los desastres que habían ocasionado los bombardeos durante la guerra. Había mucha gente afectada psicológicamente, pero se respiraba la sensación de que allí todo era posible.

¿Tomó contacto con la vida cultural de allá?

Sí. Visité tanto el Instituto Español, en manos de republicanos, como el oficial Instituto de España. Iba a conferencias; conocí la BBC, fuente de la que tanto habíamos bebido; a exiliados españoles y a gente de allá maravillosa, como Alys Russell, la primera esposa de Bertrand Russell.

Imagino que la vuelta a España sería un shock.

Sí. Era regresar a un país deprimido en el que faltaba de todo, donde conseguir ciertos libros era difícil. Luego hubo otros viajes que me sirvieron para constatar lo que sabía por los libros. Que me hicieron liberal, comprensiva y nada xenófoba. Creo que viajar logró equilibrar la cerrazón mental y física que teníamos entonces en España.

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