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Entrevista:SABASTIÁN ÁLVARO | Director de 'Al filo de lo imposible'

"En el K-2 hay mucho turista atrevido"

Rosario G. Gómez

Acaba de regresar de la cima del K-2, la montaña más peligrosa y mágica de la Tierra (8.611 metros, en el Karakorum paquistaní). "Es la chica del baile con la que a todo el mundo le gustaría bailar", subraya Sebastián Álvaro, director de Al filo de lo imposible. Las espectaculares imágenes de la colosal chica se podrán ver en TVE, previsiblemente, en otoño. Y también la última expedición al Gasherbrum III y IV, cuyos integrantes regresaron ayer a España. Álvaro ya participó en otras tres cordadas (1983, 1987 y 1994) a la implacable y majestuosa pirámide del K-2. La última le costó la vida a Atxo Apellaniz en una dramática bajada después de haber coronado el Chogori ("la montaña de las montañas", en lengua originaria).

Pregunta. ¿No cree que aquella expedición no se valoró suficientemente?

Respuesta. Fue poco valorada tanto dentro como fuera de la tele. Hicimos un trabajo excelente. Se cubrió el pilar norte y filmamos en la cumbre, aunque la película se perdió en el alud que arrastró a Atxo. Desde entonces hemos ido creciendo, y hoy día el impacto de las aventuras de Al filo en el público es espectacular. Eso tiene que ver con la creación de una conciencia ecológica, de protección de la montaña. Al filo está ayudando a recuperar el siglo XIX para España. En plena decadencia institucional y social nos perdimos el romanticismo, y el romanticismo va ligado a la naturaleza, al alpinismo y al deporte en general. Al filo representa el deporte tal y como se inventó en el siglo XIX, desde el punto de vista ético y épico. Es lo más noble a lo que podemos aspirar.

P. ¿Qué les ha impulsado a subir este año, aparte del 50º aniversario de la coronacion?

R. Había varias razones. Primero, el hecho de que el año pasado Juanito [Oiarzabal] y Edurne [Pasabán] hicieran dos ochomiles en pocos días. Juanito tenía ya 20 y Edurne era la alpinista con mayor proyección. Existía también una cuestión personal. En el 94 no nos merecimos que se quedara allí un compañero. Aquello marcó la historia del programa y desde entonces todo fue un poco más amargo. Era el momento de volver a intentarlo.

P. Tenía un equipo imbatible.

R. No sé si imbatible, porque la montaña siempre decide el juego. He tenido el mejor equipo que ha subido al K-2 este año. En el campo base había alrededor de 200 personas: muy pocos alpinistas y mucho turista atrevido. Planteamos una política de alianza con los italianos para abrir ruta a partir de 8.000 metros. Arriesgamos mucho, pero en una montaña como el K-2 es imposible no arriesgar.

añas.

P. Además ascienden sin recurrir a botellas de oxígeno.

R. Sí, claro. Habría que prohibir las botellas de oxígeno en el Himalaya y dejarlas sólo para uso medicinal en el campo base. Ésa es la clave del cambio de mentalidad del alpinismo. Los que suben con oxígeno al Everest, que no es más que una montaña mediática, son alpinistas vulgares. Los serpas colocan a los turistas a la puerta de la cima. El K-2, sin embargo, no admite medias tintas.

P. Al filo llevaba 160 serpas.

R. Sí, pero transportaban el material. Y la comida. En las expediciones de Juanito se tiene fama de comer bien.

P. Ahora se van al desierto.

R. Vamos al desierto, entre Libia y Egipto, de El paciente inglés. Desde 1874 no se ha vuelto a repetir una travesía sólo con camellos. Me gustaría mucho que estuviera Juanito, que después del K-2 va a sufrir amputaciones severas en los dedos de los pies.

Sebastián Álvaro, en el K-2 el pasado mes de julio.
Sebastián Álvaro, en el K-2 el pasado mes de julio.

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