El alcalde de Lisboa se perfila como futuro primer ministro

La crisis está instalada: la sucesión de José Manuel Durão Barroso al frente del Gobierno portugués promete ser agitada. Aún no ha arrancado el proceso y ya aparecen las disputas en el conservador Partido Social Demócrata (PSD). Pedro Santana Lopes, vicepresidente del PSD y alcalde de Lisboa, se perfilaba anoche como el principal favorito pese a contar con el rechazo de algunas figuras destacadas del partido cercanas al antiguo primer ministro Aníbal Cavaco Silva.

Desde el viernes circula en Portugal un mensaje de móvil que convoca a los ciudadanos a manifestarse frente al palacio presidencial para protestar contra una eventual designación de Santana Lopes. La Constitución establece que en caso de dimisión del primer ministro, el presidente de la República puede decidir la forma más adecuada para solucionar la crisis. Las opciones son dos: convocar elecciones anticipadas, tal y como piden los socialistas, o aceptar el candidato propuesto por el partido más votado (PSD).

Varias fuentes coinciden en afirmar que el actual presidente, Jorge Sampaio, se inclina por la segunda posibilidad. El jefe de Estado no tiene en gran estima a Santana Lopes, un populista partidario de la política espectáculo al estilo americano y con una presencia asidua en la prensa rosa portuguesa. Pero en nombre de la estabilidad del país, el presidente está dispuesto a darle una oportunidad. Santana Lopes, además de ser numero dos del PSD, tiene una buena relación con Paulo Portas, líder del PP, que gobierna Portugal en coalición con los conservadores del PSD.

La única exigencia de Sampaio es que Santana Lopes sea elegido antes presidente de su partido para dar legitimidad a su designación como primer ministro. La dirección del PSD, tras reunirse anoche, decidió esperar a la designación formal de Durão Barroso como presidente de la Comisión Europea antes de convocar un consejo nacional extraordinario para elegir a Santana Lopes nuevo líder del PSD.