_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Don Juan

Juan Cruz

En el día de san Juan los amigos de Benet, a quien muchos de ellos llamaban Don Juan, van a reunirse en el Círculo de Bellas Artes de Madrid para celebrar en su memoria la inteligencia y la literatura que en él se daban juntas.

Hace once años que murió, muy prematuramente. Las literaturas obligan, por algún azar cabrón y misterioso, a que grandes autores como él pasen por un largo limbo después de su muerte. Esa costumbre malvada de las culturas, ejecutada acaso por pudor, privan a las generaciones que siguen de monumentos literarios difícilmente repetibles. Para que pervivan es preciso regarlos con el recuerdo activo, sobre su persona, sobre su obra.

De Benet escuchamos hablar todos los días, porque todos los días nos hace falta. Fernando Savater, debajo de cuya casa en Madrid se reunía Benet con sus amigos en los años setenta y ochenta, suele decir que la ausencia de las personas se pone de manifiesto especialmente cuando nos preguntamos qué hubieran dicho ante acontecimientos que ya les sobreviven. Benet es uno de esos personajes; literariamente hizo lo que le vino en gana; se propuso retos que no iban con la imagen de su propia literatura para demostrar que podía reñir en cualquier pelea, y le dio a la escritura de novelas una dimensión nueva, un nuevo riesgo.

Cuando escribió memorias -Madrid, cerca de 1950- no sólo fue conmovedor, sino divertido. Y como articulista de periódico fue la combinación anglosajona y española de una ironía que aún hoy se puede leer como si se estuviera produciendo ahora mismo. El otro día, almorzando en la Residencia de Estudiantes, dónde si no, el inmortal Pepín Bello, que está en la historia por haber conocido a enormes personajes del siglo XX, pensó dos segundos cuando le preguntamos quién había sido la persona más inteligente entre todas las que conoció. Dijo: "Sin duda ninguna, Juan Benet".

La timidez de Don Juan le hizo parecer otro; una vez le vi llorar, silencioso, a media tarde, la muerte de un amigo, y aquella emoción me cambió para siempre la memoria imborrable de su semblante.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_