Jacek Kuron, disidente y rebelde polaco
Con Jacek Kuron, que murió ayer a los 70 años en un hospital de Varsovia, desaparece un rebelde permanente, eterno disidente, luchador contra el régimen comunista, cerebro del sindicato independiente Solidaridad, una persona cuya biografía ha marchado en primera línea paralela a la historia de Polonia de los últimos 40 años.
A diferencia de buena parte de los dirigentes del sindicato independiente, que con su fundación en 1980 desencadenó la caída del comunismo, Kuron procedía de las filas del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP), no era católico, era un hombre de izquierda.
Su rebeldía le llevó, ya en 1964, a escribir una Carta abierta al POUP, junto con su colega historiador Karol Modzelewski, en la que criticaba las deformaciones y desviaciones de los ideales del socialismo. La consecuencia: expulsión del partido y tres años y medio de cárcel.
Se iniciaba así su larga carrera de oposición y disidencia en la Polonia comunista con continuas entradas y salidas de la cárcel. La revuelta estudiantil de 1968 en Polonia le llevó una vez más a prisión.
En 1976, Kuron fundó, junto con su compañero Adam Michnik y un grupo de intelectuales, el Comité de Defensa de los Trabajadores (KOR). Se ocupaba el KOR de ayudar a los obreros perseguidos por las huelgas y revueltas de las fábricas de Radom y Ursus. Después el KOR amplió sus objetivos y se transformó en Comité de Autodefensa Social, aunque conservó las siglas KOR, que se habían convertido en una marca y símbolo de disidencia y oposición al régimen.
En octubre de 1981, el KOR se disolvió porque carecía de sentido una organización minoritaria de intelectuales ante la marea rampante del sindicato Solidaridad, que había llegado a 10 millones de afiliados.
La casa de Kuron en Varsovia era un foco de disidencia, lugar de visita obligada para contactar a la oposición al régimen y centro de atención permanente de la policía política. Allí se sentaba Kuron con su permanente traje vaquero, sin corbata y el vello rebosante, fumador empedernido y con voz profunda y cavernosa.
Cuando en agosto de 1980 estallaron las huelgas del astillero en Gdansk, Kuron se sumó al grupo de asesores de Lech Walesa y se convirtió en uno de los cerebros grises e ideólogos del sindicato Solidaridad. Sus relaciones con Walesa sufrieron altibajos y pasaban de la proximidad al enfriamiento. En esa primera fase Kuron defendía la prudencia y el freno frente a las cabezas más calientes de Solidaridad.
Con la ley marcial de Jaruzelski del 13 de diciembre de 1981, Kuron volvió a sufrir el internamiento sin juicio. Desde la cárcel de Bialoleka Kuron adoptó posiciones más radicales y llegó a preconizar un levantamiento popular contra el régimen.
Tras la amnistía de julio de 1984, Kuron quedó en libertad. Su salida de la cárcel se celebró con la presencia del no creyente en primera fila en la iglesia de San Estanislao de Kostka, en Varsovia, en una de las misas patrióticas. Oficiaba el padre Jerzy Popieluszko, al que unos esbirros del régimen asesinaron unos meses después.
En los inicios de la transición Kuron ocupó de nuevo un lugar destacado en la mesa de negociaciones que selló el fin del comunismo y las primeras elecciones libres, en las que resultó elegido diputado.
En el primer Gobierno no comunista de Polonia de Tadeusz Mazowiecki desempeñó Kuron la cartera de Trabajo y se hizo popular por su compromiso con los pobres, el reparto de sopa, que él mismo realizaba. Su condición de ministro no le hizo cambiar ni su persona, ni su indumentaria y se recuerda ahora que con esa ropa, sin corbata, recibió en 1993 en Francia la Legión de Honor.
En las elecciones presidenciales de 1995 fracasó y Kuron sólo logró algo más de un 9% de votos frente al actual presidente, Aleksander Kwasniewski, y su antiguo aliado Lech Walesa, que sacaron más de un 30%. La estrella de Kuron empezó a declinar al mismo tiempo que avanzaba la enfermedad.
Lech Walesa reconoció ayer: "Hemos perdido a una gran persona, a un gran idealista que salió de la izquierda, pero que precisamente por su idealismo se enfrentó a ella, porque no podía aceptar ni sus métodos, ni sus objetivos". Añadió Walesa: "Sin Jacek no habría existido Solidaridad".
El ex presidente checo Vaclav Hável, contemporáneo de disidencia de Kuron, dijo ayer: "Kuron puede abandonar este mundo con honor y el sentimiento de haber alcanzado algo grande". Así es.-
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