_
_
_
_
FÓRUM DE BARCELONA | Observatorio
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El conflicto en el Fórum

Joan Subirats

Que un evento como el Fórum, por su significación en la ciudad y por los recursos empleados, haya nacido y se desarrolle en un clima de conflicto es perfectamente natural. Lo grave sería lo contrario, la indiferencia o el consenso sofocante ante un acontecimiento de tal dimensión. De la misma forma uno esperaría que, dados los objetivos -defensa de la diversidad frente a la homogeneidad cultural, defensa de la sostenibilidad frente a un modelo de desarrollo que nos lleva al desastre, y defensa de la paz y el diálogo en momentos de neoimperialismo y guerras preventivas-, la dinámica y los contenidos del evento recogieran ciertas dosis internas de conflicto. Y más bien la sensación con la que he ido saliendo del recinto es la contraria. Se ha optado por el tono positivo, por la fiesta y el buenismo, y entonces el resultado es más cómo me gustaría que fuera el mundo que un incentivo para implicarse de manera personal o colectiva en procesos de transformación que vayan en la línea hacia la que apunta el Fórum.

Voces es un buen ejemplo de ello. Uno transita en medio de imágenes y sonidos, y sale con la conclusión de que en el mundo hay muchas lenguas y sería una lástima que se perdieran. Hay poca presencia de los conflictos entre lengua y poder que el catálogo recoge. El montaje no transmite emoción y te deja en posición de espectador pasivo. En Esquinas el mensaje está más presente, la esquina ciudad es ante todo coincidencia y diferencia, promiscuidad sin pasteurizar. Pero, a pesar de ello, resulta más claro el potente decálogo que despide al visitante (que se reproduce en el buen catálogo) que la abigarrada muestra. En definitiva y por lo visto, el conflicto se nos ha ido quedando fuera.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_