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Columna
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Vía Teruel

La ministra de Fomento ha dibujado en el aire una duda con la ruta del AVE Madrid-Valencia, algo que ya parecía muy cerrado por su antecesor, aquel señor Cascos que dejó la política y encontró un amor nuevo. Doña Magdalena Álvarez ha dicho que no descarta estudiar un itinerario nuevo para el tren de alta velocidad que conectará la calle Xàtiva con la puerta de Atocha, puerta mártir, y ese recorrido pasa por Teruel, porque Teruel existe, ¿quién lo duda?, y Albarracín también existe, que ahí estuvieron hace poco los príncipes de Asturias para recordarlo. El plan consistiría en llevar el AVE por Sagunt, Teruel y Cuenca para desembocar donde está previsto: en Aranjuez, ya muy cerca de la capital. La propuesta parece un poco extravagante, así de buenas a primeras, pero si uno mira el mapa con libertad y respeto, resulta que no se trata de ningún disparate. En el peor de los casos, es un atrevimiento hermoso y justo. Y la línea de esa nueva ruta hasta sería bastante recta pasando el AVE al sur de la ciudad de los Amantes y entrando por el este a la ciudad de las Casas Colgantes. Un trazado que incrementaría en quince o veinte minutos el tiempo de viaje desde Valencia a Madrid, y su viceversa, pero a cambio de ello se ganarían muchas cosas: un paisaje más atrayente para el viajero, lo que también conviene; la salvación definitiva y el relanzamiento de la bella capital aragonesa, tan olvidada, y también el haber dado el primer paso, y más difícil, para el futuro AVE Valencia-Zaragoza, que también lo es a Navarra, Rioja y Euskadi, y luego la Francia que ahora tanto queremos. Se cuenta que Aragón no ha sido solidario con Valencia por aquello del agua. Tal vez. Pero sería bueno que Valencia fuera solidaria con Aragón. Ya decían los viejos curas y los nuevos que hay que devolver bien por mal, generosidad por egoísmo, y todo eso puede pasar por Teruel y Cuenca, ciudades fronterizas de las antiguas coronas de Aragón y de Castilla, puro macizo ibérico, espina dorsal de una compleja nación que resiste mucho, y lo que resistirá, ya lo verán. Ustedes o sus nietos.

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