_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Trasvase

¿Empieza a imponerse en algunos sectores de la sociedad civil el sentido común al que tan alérgicos son el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y su partido? El rechazo de los colegios de abogados y de las organizaciones agrarias AVA y Unió de Llauradors a seguir a pies juntillas la cruzada contra la derogación del trasvase del Ebro en la que envuelven los dirigentes populares la cruda realidad de su descalabro electoral, ¿es síntoma de que los valencianos volvemos a razonar y de que nuestro debate público se desprende por fin de las pegajosas adherencias de la propaganda? He hablado de sentido común y tal vez se trate sólo de sentido del ridículo. El sábado, en Madrid, Camps y algunos corifeos irreductibles montaron una versión victimista del mismo libreto que en plena campaña electoral les llevó a inaugurar solemnemente en Vinaròs unos movimientos de tierras del trasvase que sólo existían en su publicidad. En el escenario de aquel fraude quedaron los restos de un decorado cuya visión debió hacer enrojecer de vergüenza a sus protagonistas. Sin embargo, ahora se permiten entonar cánticos de agravio contra el Gobierno socialista, en nombre de un diálogo que descartaron cuando tuvieron todo el poder y contra una prepotencia que conocen demasiado bien. Es sabido que ciertas epopeyas valencianas tienden a convertirse en zarzuelas. La querencia por el "género chico", tan vibrante en algunos compases del mismísimo Himno regional, lleva al autoengaño colectivo y a la inanidad. El manejo que Camps hace de una contrariedad mayor, como es la derrota de los suyos, intentando proyectar sobre el escenario político una "traición" de argumentario, resulta trivial. Anunció la semana pasada el Ejecutivo, que cuenta en esto, como en otras cosas, con el apoyo de todos los grupos excepto el PP, la adjudicación este año de siete desaladoras para hacer efectiva una alternativa que garantice agua y consuma menos hormigón, en lo que deber considerar una medida sensata cualquiera que no haga del patriotismo hidráulico su razón de ser. Pero Camps busca conferir al trasvase un carácter sagrado. Está empeñado en convertir una obra pública en un tótem, y corre el peligro de que le salga un ninot.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_