Una sorpresa para cada mesa

La tarea no les asusta pese a que lograr que 15.000 flores luzcan espléndidas en 220 centros, uno por cada mesa del banquete nupcial, y 800 vasitos que los rodearán no es sencillo. Requiere una innegable capacidad logística. Todas deben estar impresionantes. No perder un ápice de frescura durante el trasiego de estos días.

En cada centro habrá 12 especies: fresias, bubardias, dendrobium, guisantes de olor -pese a su nombre, serán inodoros como deben serlo las flores de los banquetes para que el aroma de la comida quede intacto-, verónicas, lisiantum, rosas, tulipanes, tilansia, aster, celinda y lektopernum. Las han elegido las floristas. La única condición era que fueran en blanco, azul y gris. Son españolas aunque de diferentes orígenes: Galicia, Chipiona (Cádiz), Canarias, Madrid,... Al llegar a la capital, las que han florecido van a una cámara; las que no, quedan fuera para que lo hagan. La mitad de los centros estaban ayer hechos.

El viernes por la tarde, a partir de las cuatro, los irán llevando al Palacio Real en tres furgonetas y varios viajes. Doce personas, incluidas las dueñas de Búcaro, se encargarán del transporte y la colocación. Todo debe estar listo esa misma noche. Las floristas creen que los novios no han visto los centros -"la verdad, no tengo ni idea", admite Isabel-, supone que alguien de la familia real los ha debido de ver "si no en persona, en foto". No les importa, así "será una sorpresa".

No es su estreno en el enlace de un Borbón. Hace nueve años diseñaron toda la decoración floral para la infanta Elena y Jaime de Marichalar: desde la catedral de Sevilla hasta las calles.

Lo que nunca les había ocurrido antes de embarcarse en esta tarea -tras ganar el concurso al que les invitó Patrimonio Nacional- es que floristas y particulares se ofrecieran a ayudarles. Declinaron amablemente las ofertas; también el encargo de otra pareja que se casará el 22.-