El barquero del sufrimiento

"Mi trabajo consiste en alentarlo, en mantenerlo concentrado y en suministrarle toda la información posible en la carrera". César Gennari (Santa Fe, 1978), argentino y arquitecto, en sus ratos libres es el barquero de David Meca, que buscará hoy el oro en los 25 kilómetros de las aguas abiertas.

Aunque lo parezca, ejercer de guía de un "superhombre" -calificativo empleado por el propio Rafael Blanco, presidente de la federación española y nuevo director general de deportes-, no es una labor sencilla. "Busco alguien despierto, capaz de leer mis pensamientos y precisa con la última hora de la prueba", exige el fondista. Por reunir esas cualidades, y por las vueltas que da la vida, Gennari es desde 1998 su apoyo a ras de agua, en una barcaza, siempre a la derecha de Meca. "Nos juntó la organización de la Santa Fe Coronda -

maratón de 63 kilómetros que aglutina a miles de seguidores, al contrario de lo que ocurre en el embalse de San Juan-, pero yo no lo quería porque era muy joven, llevaba el pelo teñido de rojo y los argentinos tenían fama de tramposos", recuerda Meca, que desde entonces costea los servicios prestados por su guía. Los resultados acallaron sus reticencias iniciales: acabó primero (7h 42m 50s) y Gennari se convirtió en su hombre de confianza. "Nos compenetramos muy bien: con él no se cuántas medallas y campeonatos he ganado, incluido el mundial de 2000 en Hawai".

Parte del mérito hay que achacarlo a Gennari, el responsable de la estrategia del tándem. "En la pizarra pinto las posiciones de los demás nadadores y, si es posible, sus estados de ánimo, si van cómodos o esforzados; por eso es tan importante saber leer la carrera, percibir cómo se comporta, para que David pueda escaparse en el momento oportuno", indica este emulador amable de Caronte, el mítico barquero que guiaba a los condenados camino del infierno.

La alimentación también es clave en una prueba en la que los competidores son muy parejos. "César me pasa alguno de los preparados -ricos en sales minerales y carbohidratos- que yo mismo me hago", explica David, que también agradece las muestras de apoyo mientras bracea: "H

asta me escribe chistes o estribillos de canciones en la pizarra".

"Intentamos hacer la travesía lo más placentera posible", dice Gennari. Por eso, cuando comenta que cinco horas en una barca son aburridas, matiza: "Pero sin comparación con lo que David hace; lo mío es un granito de arena comparado con su esfuerzo".