Fracaso final

No hay antídoto en el Madrid para detener a Eto'o, cuyo nombre se asocia inevitablemente a los peores sueños de un equipo que ayer se despidió de la Liga.La hinchada manifestó su frustración con silbidos y abucheos. No hubo perdón para nadie, ni ocasión de girar un partido que fue protagonizado por Eto'o, jugador imponente por lo que se le ve en el Bernabéu, donde el chico ofrece toda clase de versiones: a ratos es Ronaldo y otras veces Maradona. Cuando se pone en ese plan estamos ante uno de los futbolistas más deslumbrantes del planeta, pero también hay motivos para sospechar que sus actuaciones frente al Madrid están por encima de lo mejor de su repertorio. En cualquier caso, un jugadorazo.

Al Madrid, que está sometido a un drama colosal, sólo le faltaba Eto'o para sentirse definitivamente atormentado. Hay jugadores que tienen marcadas ciertas fechas en rojo, y hay equipos que se saben condenados a padecerlas. Hace algún tiempo que nació esa extraña y fascinante relación entre Eto'o y el Real Madrid, entre el verdugo y su víctima. Por lo visto, es algo inevitable. Eto'o arrancó como una bala en el primer gol, ante el estupor de Pavón y Raúl Bravo, que vivieron una pesadilla toda la noche; Eto'o quebró, amagó, engañó y coronó como un fenómeno la jugada del segundo gol del Mallorca.

Las dos acciones explicaron las enormes cualidades de este jugador y también evidenciaron la precariedad defensiva del Madrid, o las carencias de sus defensas. Es una foto recurrente del equipo, la foto fija de esta temporada: el Madrid paga de forma onerosa los errores, los defectos de unos defensas que no están a la altura del más exigente de los equipos. Esa concesión ha sido deliberada en el Madrid, cuyo modelo no ha calibrado el altísimo costo de su desprecio por los defensas, por los defensas de verdad.

En el clima actual, todo el mundo ofrece señales de ansiedad. Los jugadores y también el entrenador, que ha llegado al final de la temporada sin resolver un programa capital: el reparto de actores del medio campo. Quizá porque venía Eto'o, y eso es sinónimo de dificultales insuperables, Queiroz trasladó a Helguera al puesto de medio centro, donde su incomodidad es evidente. Detrás se alinearon Pavón y Raúl Bravo, con el pésimo resultado previsto ante Eto'o. No funcionó el plan de Queiroz, quizá porque no tiene plan en un lugar crucial del campo, donde sólo Beckham tiene asegurada la titularidad. Ahí reside gran parte del problemón. El menos competente de los jugadores en el eje del equipo es el único al que no discute Queiroz. Irrelevante en su producción, disperso en su juego, Beckham se estrelló nuevamente, pero el público prefirió tomarla con Ronaldo, que marca o no encuentra amparo en el Bernabéu.

Ronaldo no marcó y su equipo le necesitaba ayer más que nunca. El Mallorca cobró ventaja muy pronto y defendió su posición con bastante autoridad. El Madrid empujó y se desgastó, pero todo tenía el aire ciego de los equipos ansiosos, condenados al sufrimiento y a la derrota. Así se ha desarrollado el ultimátum de la temporada, en medio de una sucesión de derrotas cada vez más dolorosas. Comenzó en la Copa, que le birló el Zaragoza, siguió en la Copa de Europa con la eliminación a manos del Mónaco de Morientes y ha terminado en la Liga.

La última ocurrió ayer y es definitiva. El Madrid, que en algún momento pareció destinado a protagonizar una temporada gloriosa, ha cerrado el año derrotado en todos los frentes, sin nada entre los dedos, con un modelo que debe ser revisado en ciertos asuntos, algunos de ellos básicos, los asuntos que el gran Eto'o se encargó de poner en evidencia en el Bernabéu.