Las líneas aéreas de bajo coste tocan techo
En dos años desaparecerán la tercera parte de las compañías de vuelos baratos
A finales del pasado mes de enero, Ryanair, uno de los grandes monstruos aéreos surgidos en los últimos tiempos con el desarrollo de las compañías de bajo coste se desplomaba en la Bolsa de Dublín, tras anunciar una importante reducción en los beneficios previstos. Unos días después se agravaba la situación con la decisión de Bruselas de castigar, aunque de manera suave, los acuerdos alcanzados por la aerolínea y las autoridades locales responsables del aeropuerto de Charleroi en la Valonia belga. Se trata de un modelo de gran éxito con crecimientos que parecían imparables, pero que ha encontrado ya sus primeros frenos. Algunos analistas incluso como Mark Darby, socio de Unisys Transportation Consultancy, Europe, señala que "en los próximos dos años desaparecerán un tercio de las compañías europeas de bajo coste".
Según Darby, prácticamente cada semana se presenta una nueva línea aérea de bajo coste y el mercado no podrá soportar esta afluencia masiva de nuevas aerolíneas. A pesar de que la demanda de transporte aéreo sigue creciendo y las líneas de bajo coste estimulan y desarrollan los mercados a los que se incorporan, "es inevitable que se produzcan bajas".
Además, se ha iniciado ya el periodo de consolidación entre las grandes del segmento que tratan de ampliar sus mercados, cobertura y participaciones mediante fusiones o adquisiciones. El ejemplo de GO, creada por British Airways y adquirida por Easyjet y el de Buzz, de KLM que posteriormente ha comprado Ryanair, son los primeros de una lista que se irá completando en los próximos años. Estas operaciones, a menudo están previstas y son buscadas por los inversores iniciales, según Darby, y les ofrece una salida rápida que puede lograrse vía OPA.
En cuanto a los protagonistas de estas bajas durante el próximo bienio, quedaron dibujados en una reciente reunión de expertor convocada en París por Unisys. Serán aquellos que presenten defectos de planificación, débil ejecución de los planes de negocio, incluyendo la contratación de equipos directivos inexpertos, falta de capital con cash-flows más bajos de lo esperado... a lo que se une una liberalización del entorno legal demasidado lenta y una mayor respuesta competitiva de la esperada por parte de las líneas tradicionales.
De cualquier manera, la situación actual no significa que vaya a verse afectada esta variedad de explotación del transporte aéreo. Simplemente que los tres sistemas: tradicional con redes amplias, charters y bajo coste registrarán un importante reajuste tras el que este último puede ser incluso el vencedor.
Según Mercer Management Consulting, dentro de tres años las líneas de bajo coste podrían trasportar más de 90 millones de pasajeros en Europa y a finales de la presente década, controlarán entre el 25% y el 30% del mercado europeo de aviación civil, una cifra semejante a la que disfrutan actualmente en EE UU. En este sentido, Kyrl Acton, director general de Líneas Aéreas en Unisys, señala que este segmento sigue creciendo en EE UU y recoge la opinión de otros analistas que afirman que para 2010 puede haber alcanzado ya el 50% de la cuota de mercado. Mientras tanto, en Europa se van a producir más bajas en las líneas tradicionales ya que según Darby "todavía no tienen la respuesta adecuada a la amenaza planteada por las de bajo coste".
En cuanto a las compañías charter, que por sus márgenes más reducidos apenas han recibido hasta ahora las embestidas de las de bajo coste, la situación va a cambiar según Kyrl Acton, y se incrementará la presencia de las de bajo coste también en este segmento.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.