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Crítica:FERIA DE ABRIL | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Jesulín quiere y no puede

Antonio Lorca

Cuando Jesulín tomó la montera en su segundo toro, se dirigió al centro del ruedo y brindó sonriente a la concurrencia no había que ser licenciado para entender que venía a por todas, que quería abrir la Puerta del Príncipe, se supone.

Había cortado una oreja en su primero por una media estocada de efectos fulminantes que levantó a la gente de sus asientos. Bueno, la verdad es que había hecho algo más, pero lo más llamativo fue la muerte del toro. Era el animal un manso que acudió incansable a la muleta del torero, y éste lo toreó en una faena intermitente, mejor por la derecha que por la izquierda, pero sin profundidad, sin levantar pasión alguna. Claro que también hay que decir que Jesulín abusaba del pico y eso está muy feo. En definitiva, el toro tuvo más calidad que su toreo, aunque la media estocada tuvo su mérito.

Del Cuvillo / Jesulín, Conde, Marcos

Toros de Núñez del Cuvillo, mal presentados, absolutamente inválidos y noblotes; mejoraron 1º, manso y encastado, y 4º, que tuvo recorrido en el tercio final. Jesulín de Ubrique: media en lo alto (oreja); estocada que asoma y estocada baja (ovación). Javier Conde: pinchazo y bajonazo (silencio); dos pinchazos y un descabello (silencio). Leandro Marcos: pinchazo, estocada baja y un descabello (silencio); tres pinchazos, un descabello -aviso- y tres descabellos (silencio). Plaza de la Maestranza, 12ª corrida de feria. Tres cuartos de entrada.

Pues allá que brindó el segundo, al que había cuidado tanto que ni siquiera permitió que lo picaran, y casi lo agota toreando por alto de manera insulsa. Volvió a insistir con el pico y, además, las tandas eran muy cortas. Y por la izquierda el toro no iba. Total, que aquello resultó insípido, sin garra y sin emoción. Se dispuso a matar y ensartó el estoque en la piel del animal. Un horror.

¿Dónde está la explicación de tamaña incompetencia? Quizá es que Jesulín sólo luce con toros poderosos y su toreo no tiene calidad para destacar ante nobles y bonancibles; quizá es que, sencillamente, es vulgar; quizá es que está muy visto y ya no dice nada. Conclusión: es verdad que lo intentó, pero le tocó el mejor lote y no le sacó partido.

El resto de la corrida fue insufrible. Un fracaso sin paliativos del ganadero. Una prueba más de que algo muy grave ocurre en las dehesas. No eran toros blandos, no. Eran enfermos terminales. Ni hubo tercio de varas ni el más mínimo atisbo de faena posible con esos sucedáneos de toros bravos.

Ni Javier Conde ni Leandro Marcos tuvieron opciones de demostrar nada. El torero malagueño no engaña a nadie. Es frágil y dubitativo cuando no lo ve claro. No le sobra la confianza ni viene dispuesto a exponer un alamar. Si sale el toro, bien, y si no, al hotel. No hubo suerte y, muy despegado y desconfiado, salió del paso como pudo, aunque menos amanerado que en su comparecencia anterior.

Marcos toreó en sustitución del herido Salvador Vega y mantiene intacto su cartel de torero de buen gusto. Su lote fue absolutamente imposible. Ambos toros rodaron por el albero sin rubor, y todo quedó en un derroche de buena voluntad.

Para voluntad la de Jesulín, pero dio toda la impresión de estar de vuelta.

Jesulín de Ubrique, durante su actuación  en la Maestranza.
Jesulín de Ubrique, durante su actuación en la Maestranza.PÉREZ CABO

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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