Baptista se luce con cuatro goles frente al Racing
El fortachón centrocampista brasileño Julio Baptista hizo trocitos al Racing en un partido que para él fue el ideal, el partido soñado. Metió cuatro de los cinco goles que el Sevilla le marcó al equipo cántabro. Goleó de cabeza a centros de izquierda y la derecha; con la puntera de la bota empujando un centro letal y tras ejecutar un penalti que le habían hecho a él. Hacía 23 años que un sevillista, el también brasileño Pintinho, no marcaba cuatro veces en un partido
Aparte de la cantidad goleadora, Baptista fue oportuno. Marcó en el minuto 2 y en el 7 rompió casi definitivamente el partido con un segundo gol. También goleó al principio de la segunda parte, cuando el Racing había apostado por la brava con un doble cambio que introdujo el talento -aún previsto más que productivo- de Jonathan. ¡Y en Brasil jugaba de centrocampista defensivo!
SEVILLA 5 - RACING 2
Sevilla: Esteban; Redondo (Marco Navas, m. 70), Javi Navarro, Pablo Alfaro, David; Daniel Alves, Martí, Javi Casquero, Antonio López; Julio Baptista (Magallanes, m. 81) y Antoñito (Darío Silva, m. 62).
Racing: Ricardo; Christian (Jonathan, m. 46), Pablo Casar, Neru, Ayoze; Diego Mateo (Afek, m. 46), Nafti (Matabuena, m. 75); Morán, Javi Guerrero, Regueiro; y Bodipo.
Goles: 1-0. M. 4. Baptista. 2-0. M. 7. Baptista. 3-0. M. 48. Baptista. 4-0. M. 60. Baptista, de penalti. 4-1. M. 71. Javi Guerrero, de penalti. 4-2. M. 85. Matabuena. 5-2. M. 91. Magallanes.
Arbitro: Rodríguez Santiago. Amonestó a Casquero, Redondo, Neru, Morán y Bodipo.
30.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.
Los tempraneros primeros dos goles de Baptista cambiaron el partido. El Racing tuvo que jugar como si fuera un local, precisamente lo que peor se le da. El Racing tiene toque, pero es blando. Sólo la banda izquierda, la de Regueiro, se usa para atacar y con el balón los centrocampistas son estériles. El Racing mata al contraataque, darle la pelota es la mejor manera de desarmarle y gracias a Baptista el Sevilla pudo hacerlo desde muy pronto. Además, jugó mejor, con y sin el balón. Fue un paseo en el que se reivindicó hasta Magallanes, que culminó la goleada con un bello pepinazo a la escuadra.
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