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Reportaje:

¿Dónde está Deferr?

El gimnasta, aún lejos de su mejor forma, renuncia al Europeo, la gran prueba previa a Atenas

Amaya Iríbar

Gervasio Deferr lleva dos meses en Madrid, pero no se le ha visto el pelo en competición. Mientras sus compañeros viajaban a Alemania, Grecia o Ucrania, el campeón olímpico seguía entrenando. Sin competir. Tampoco acudirá a los Campeonatos de Europa, la última gran cita antes de los Juegos Olímpicos, que empiezan el jueves en Lubliana (Eslovenia). Su objetivo es llegar a Atenas.

El gimnasta se trasladó desde Barcelona para someterse a la disciplina del equipo nacional y, de paso, dejar atrás una cadena de lesiones y una sanción por consumo de hachís. Para Deferr, 23 años, su ausencia de los europeos es normal: "Hay compañeros que han trabajado más y están mejor. No me ha dado tiempo", dice desdesde Barcelona, donde vive su familia, su novia, donde le esperan sus perros y adonde vuelve a cada ocasión. Donde permanece su entrenador de siempre, Alfredo Hueto, "que sigue siéndolo".

Tras medio año de parones y vueltas a empezar, de lesiones y conflictos, Deferr, el gimnasta que igual amenaza con abandonar que se machaca, se tatúa, se hace un piercing o se tiñe de rubio, ha conseguido sobreponerse a sus hombros operados y al principio de hernia que le impidió participar en verano en los Campeonatos del Mundo. Ha vuelto al gimnasio. Aguanta con la mirada fija en la capital griega, en repetir gloria olímpica. Entrena cuatro aparatos, entre ellos potro, del que es campeón olímpico, y suelo, donde nadie discute que es de los mejores.

Que Gervasio está en plena recuperación se ve cuando encara el potro y hace el salto con el que un chino ganó en los mundiales. Lo repite unas diez veces sobre un foso que amortigua las caídas. No son perfectos. Pero son. Suficiente para seguir soñando. Deferr se queja. De la espalda, de los hombros. "Donde más lo noto es en suelo. Pero estoy mejor, la hernia no ha ido a más. Ahora me duelen más los hombros", dice. El seleccionador, Álvaro Montesinos, calcula que en junio podrá participar en algún torneo antes de Atenas.

Casi nadie duda de que si llega a esa cita, Deferr es capaz de todo. Es su carácter y el resultado de un físico privilegiado para algunas pruebas. Las que exigen más potencia. Lo demostró en los mundiales de 2002, cuando tras más de un año parado ganó la plata en suelo. Esa medalla es una de las que le retiraron por el positivo. Para recuperarlas, el gimnasta comparece mañana ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo de Lausana.

Al día siguiente, Rafael Martínez, Víctor Cano, Alex Barrenetxea, Jesús Carballo y Oriol Combarros compiten en Lubliana. En Atenas serán uno más. La competencia es más dura que hace cuatro años: "En Sydney éramos nueve para seis plazas", dice Deferr, "hoy somos 15". Un cartel en el gimnasio les recuerda el objetivo olímpico: octavos por equipos y tres finalistas. Ni pensar en medallas. Si Gervasio cumple el suyo, podría luchar por alguna.

Deferr, en un entrenamiento.
Deferr, en un entrenamiento.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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