Flecha se clava en el Bosberg

Al Bosberg le llamaban Eddy Bosberg porque la primera que se subió, en 1975, Eddy Merckx atacó allí, en la última cuesta, la 18ª, apenas 500 metros adoquinados al 8,4%, para ganar su segundo Tour de Flandes. Unos años más tarde, en 1991, a Edwig van Hooydonck empezaron a llamarle Edwig van Bosberg porque fue en aquel mínimo repecho, a 11 kilómetros de la llegada, donde el gigante pelirrojo logró la ventaja decisiva sobre los jovencitos Museeuw y Sorensen para ganar su segundo Tour de Flandes, dos años después del primero, también labrado en el Bosberg.

Un español, un catalán nacido en Argentina, llamado Juan Antonio Flecha, también pensaba ayer entrar en la mitología del último repecho flamenco. Hasta ese momento, hasta el kilómetro 246, había hecho la carrera perfecta, la carrera soñada. Había sido generoso y hábil. Había superado el Muur, la más difícil de las subidas, bien colocado y sobrado de fuerzas. Había entrado en la sexta hora de carrera en pleno dominio de sus facultades, robusto e impaciente. Afrontó el Bosberg en compañía de Klier, Dekker y Van Bon, un grupo de cuatro que se acercaba a los tres que habían atacado en el Muur, Hoste, Bruylandts y Wesemann.

"Y tantas veces había visto en televisión la carrera, tan bien sabía que el Bosberg es el lugar donde no podía ceder ni un metro, que cuando empecé a quedarme clavado empecé a sentirme fatal", dijo luego, desconsolado, Flecha, que perdió todas sus posibilidades en el último repecho. "No me lo perdono, pues estaba fortísimo".

Finalmente ganó la carrera Steffen Wesemann, un alemán de 33 años, duro y veloz, un alemán del Este que tiene cuatro Carreras de la Paz en su palmarés. Flecha acabó 12º, Xavier Florencio, frío y eficaz, 18º, y Óscar Freire, que sufrió una caída y temía haberse roto la nariz, 23º, posición que le permite puntuar con tres puntos y mantenerse, con 103, en cabeza de la Copa del Mundo.