"Los gobernantes a veces necesitan que se les recuerde qué es la democracia"
La versátil soprano lírica Barbara Hendricks (Arkansas, 1948) actuó el domingo en Girona y ayer recibió de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Comunicación el Premio Internacional Xifra Heras en reconocimiento a su trayectoria artística y a su defensa de los derechos humanos. La prestigiosa intérprete, nacionalizada sueca y residente en Suiza, compagina la música y el compromiso social.
Pregunta. Interpreta estilos muy diversos que van de la ópera al jazz. ¿En cuál se siente más cómoda?
Respuesta. Trabajar en diferentes estilos es como hablar diferentes lenguas. En el coro de mi infancia teníamos un amplio repertorio y el director, que era excelente, hacía arreglos estilo jazz, espirituales, canciones navideñas... Cantar era para nosotros una diversión y tocábamos todos los estilos.
"El diálogo es necesario en cualquier caso. La política es diálogo. Para eso sirve la ONU"
"En la música siempre me he movido por la curiosidad y he tenido la mente abierta a todo"
P. ¿También rock?
R. Bueno... No era muy apropiado para el coro de una iglesia. Escuchaba rock y pop en la radio, pero no lo canto porque no va con mi voz. Cantar como Aretha Franklin hubiera sido fantástico, pero no tenía ese tipo de voz. En la música siempre me he movido por la curiosidad y he tenido la mente abierta a todo. La mayoría de los cantantes clásicos se dedican a la ópera, pero yo creo que tener un repertorio variado ayuda a mejorar en cada estilo. Un estilo es bueno si uno es capaz de enriquecerlo. Entré en la música por placer y eso mantiene intacta mi curiosidad. Cuando llegué a Nueva York dispuesta a aprender música no tenía ni idea de cuál sería mi estilo.
P. ¿Ser hija de un pastor metodista tuvo influencia en su compromiso político y social?
R. En nuestras acciones influyen muchos factores. Uno de ellos fue crecer en un ambiente donde se luchaba por los derechos civiles. Obtener mis derechos civiles siendo una adolescente, gracias a la lucha democrática, me marcó mucho. Vi que la democracia era muy importante, pero que uno tiene que ser activista. Me di cuenta desde muy joven de que hay que intervenir, hay que ser activo políticamente. En mi caso, puedo aprovechar la repercusión de mi posición pública.
P. ¿Los personajes públicos tienen más responsabilidad?
R. No. Todo el mundo tiene la misma. Si no fuera así, la gente dejaría que otros decidieran por ellos. Cuenta la opinión de cada uno, el interés de cada uno. Todos tenemos el mismo deber de participar.
P. Usted fundó la ONG Por la Paz y la Reconciliación. ¿Cuál es su objetivo?
R. Colaboro estrechamente con la ONU, pero quería tener voz propia para participar en tareas de prevención. Trabajamos con jóvenes estudiantes. La educación puede romper el círculo vicioso de violencia en las zonas en conflicto. Damos todo nuestro apoyo a la corte internacional que persigue los crímenes contra la humanidad. Me ha gustado que el secretario general de la ONU, a los 10 años del genocidio de Ruanda, afirmara que la comunidad internacional no hizo lo suficiente para impedir la masacre. El camino a la reconciliación pasa por la justicia, por eso valoro el trabajo de la corte internacional. Es demasiado fácil olvidar que hay flagrantes injusticias, como el encarcelamiento de la gran luchadora birmana Aung San Suu Kyi, a quien doy todo mi apoyo.
P. ¿Cree que los políticos no hacen lo suficiente?
R. Nuestras democracias no son ideales. Tenemos que presionar a los políticos para que resuelvan los problemas reales. Demasiadas veces sólo se preocupan de su reelección. Tenemos que recordarles que les hemos dado el poder democráticamente y democráticamente podemos quitárselo.
P. ¿Qué piensa de los convulsos sucesos que han tenido lugar en España recientemente?
R. Cuando el pueblo no se siente representado por su Gobierno, cree que se le ha mentido o que se le ha tratado como a unos completos idiotas, es muy normal que diga: "Muy bien, hasta aquí hemos llegado", y lo cambie. La democracia funciona de este modo. Desde que recibí el Premio Príncipe de Asturias en 2000 mi relación con España ha sido más estrecha si cabe. Mi corazón estuvo completamente volcado con los españoles tras el atentado del 11-M. Me sentí muy orgullosa de la forma noble y digna de salir a la calle. La reacción fue de una increíble dignidad. La gente hizo lo que se hace en democracia, hacer pública su voluntad. Los que ocupan el poder no deben olvidar que están ahí gracias a la voluntad de la gente. Demasiadas veces se aíslan y no se dan cuenta de lo que se les reclama. Uno se pregunta si escuchan. A menudo, los gobernantes necesitan una ducha fría que les recuerde lo que es la democracia.
P. ¿El unilateralismo de la Administración de Bush ha sido un error?
R. No es mi forma de abordar los problemas. No haces música con una sola voz cuando puedes aprovechar otras. Se busca la armonía con un trabajo en equipo. Eso no impide tener opiniones propias, pero el terrorismo es un tema tan complejo, de alcance internacional, que no puedes resolverlo solo. Además, es muy importante considerarlo desde el punto de vista de los desequilibrios y las injusticias que hay actualmente en el mundo.
P. ¿Cree que es necesario el diálogo para resolver el problema del terrorismo?
R. El diálogo es necesario en cualquier caso. La política es diálogo. Para eso sirve la ONU. El primer problema es saber con quién dialogar. Pero es importante tener claro que aquello que uno haga no alimente finalmente aún más el problema. Creo que la ONU ha sido tratada con desprecio y encima ha sufrido grandes pérdidas, como la de mi amigo el diplomático Sergio Viera de Mello, fallecido en un atentado en Irak.
P. ¿Cree que se debería dialogar con ETA?
R. No quiero ser pedante. No soy quién para resolver el problema o dar lecciones sobre el terrorismo en España. Pero ciertamente intentaría aprovechar todo lo que estuviera a mi alcance. Si fuera político lo intentaría todo, sin renunciar a nada. De hecho, ya hubo una tregua. Yo intentaría conseguir otra para que dejaran de matar.
P. ¿Qué piensa de la reciente broma de Bush sobre los fallidos intentos de encontrar las armas de destrucción masiva en Irak?
R. La encuentro de mal gusto e infantil. En Irak murió mucha gente inocente, mujeres y niños.
P. ¿Cómo se sintió cantando con chaleco antibalas en Sarajevo?
R. Fue una experiencia extraña, como encontrarse en una película terrible o en un libro de Kafka. Sarajevo era una ciudad moderna, no podía creer lo que estaba pasando. Tardamos demasiado en detenerlo. En Ruanda sucedió igual. Necesitamos tener una noción clara de cuándo es necesaria una intervención humanitaria. Y debemos hacerlo dentro de las leyes internacionales. El Consejo de Seguridad de la ONU debería reformarse. No es democrático que unos pocos países dispongan del veto.
P. ¿A qué personaje público admira?
R. A Nelson Mandela. Hizo lo contrario de Milosevic, eligió unir antes que desunir. Y luego no fue vengativo. Ojalá nuestros líderes no fueran tan mediocres y se le parecieran.
P. ¿No admira a ningún político?
R. A Václav Havel.
P. El premio que le han dado en Girona distingue la humanidad, la humildad y la honestidad. ¿Cuál de estas virtudes le parece más importante?
R. La humanidad incluye las otras dos. Es importante darse cuenta de que uno tiene una tarea en el mundo, de que cada uno forma parte de algo más grande que sí mismo. La música que hago es más grande que yo misma y yo me siento instrumento de esa música.
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