Diluvio en Sevilla

La lluvia cayó ayer con ganas en toda Andalucía y el drenaje del Manuel Ruiz de Lopera no fue capaz de asumir los muchísimos litros de agua que anegaron su césped. Un simple vistazo era suficiente para comprobar que allí no se podía jugar al fútbol profesional y que hacerlo sería dañino para la competición. Aún así, hubo un amago de lío.

El Betis aseguraba que quería jugar y el Barcelona se negaba en redondo. Al haber desacuerdo entre los equipos, el árbitro, Vicente Lizondo Cortés, era el encargado de decidir. Minutos antes de la hora prevista para el comienzo del encuentro (19.00 horas), Lizondo Cortés salió al césped acompañado de sus asistentes y un balón. El árbitro comprobó que éste no rodaba ni botaba y se retiró a los vestuarios.

Lizondo Cortés repitió la operación unos 20 minutos después, está vez acompañado por el presidente del Barcelona, Joan Laporta. El público, irritado por la larga espera bajo el intenso chaparrón, interpretó la presencia de Laporta como un acto de presión sobre el colegiado e increpó a éste desde las gradas. La directiva del Betis se apresuró a apagar este conato de lío y negó que el presidente barcelonista hubiera presionado en absoluto a Lizondo Cortés, asegurando además que Manuel Ruiz de Lopera estaba también a pie de campo en ese momento.

El capitán del Betis, Benjamín, desveló con su sinceridad habitual ante los micrófonos de la cadena SER que la intención de los verdiblancos era jugar unos minutos y "ver qué pasaba". Admitió que "velaban por sus intereses" ante la posibilidad de que el Barcelona tuviera que jugar con los jugadores inscritos en el acta de ayer, esto es, sin Saviola, ni Puyol ni Kluivert. Esta hipótesis, que es incorrecta, parece estar detrás de la pillería que intentó el Betis, cuyo entrenador, Víctor Fernández, había asegurado media hora antes del inicio previsto que no se podía jugar con el césped en ese estado. "Los dos equipos estábamos de acuerdo en no jugar", dijo Laporta amparándose en las palabras del entrenador bético. "Pero en el último tramo, el Betis ha mostrado cierto interés en que se jugara el partido. Por eso, he salido al campo con el árbitro para reforzar su postura".

En la temporada 1997-1998, ya se suspendió un Betis-Barça por el mismo motivo. La temporada pasada, un apagón forzó la interrupción del Betis-Real Madrid. Este curso, el encuentro contra el Deportivo se jugó en un terreno de juego totalmente encharcado y, por supuesto, fue todo menos un partido de fútbol.

El Betis ha decidido no devolver el importe de las entradas a los asistentes al ser un caso de "fuerza mayor" y se limitará a canjearlas por otras para el 14 de abril, fecha prevista para que se juegue este encuentro.