El inútil esfuerzo de Puyol

"Es de una pasta especial", reconocía el vicepresidente azulgrana Sandro Rosell antes de empezar el encuentro, al ser preguntado por Carles Puyol. Veinticuatro horas antes, ni él mismo hubiera apostado un céntimo por la presencia del central al inicio del partido de ayer. Pero ahí estaba Puyol, cumpliendo sus 50 partidos en Europa con la camiseta del Barcelona. El jugador fue infiltrado en la zona pélvica el miércoles, tras retirarse del entrenamiento y ayer por la mañana se sometió a una última prueba y la superó.

"La sensación de dolor es mínima y le permite jugar", explicó el doctor Lluis Till antes de que el equipo saltara al césped a calentar músculos. "¡Juega, Puyol, juega!", exclamaban los aficionados al conocer la noticia, auricular de radio en la oreja, camino del estadio. Muchos llegaron tarde por culpa de los atascos de tráfico que se registraron en las calles que llevan al Camp Nou, pero lo hicieron confiados al saber que la duda sobre la participación del singular zaguero se había decantado a favor de los intereses del Barça.

Salió Puyol, como de costumbre, arrasando. En el minuto 1 generó la primera jugada de gol de cuantas dispuso el equipo. A los seis de juego, salió al cruce y recibió un pisotón en el pie derecho. No se recupero. En el minuto 30 pidió el cambio y tres mas tarde, le sustituyó Marquez. Mucho le tenía que doler a Puyol para acabar su partido cincuenta en Europa como lo hizo.