Bueno acerca al Madrid a su primer título del siglo

La segunda victoria del Real Madrid sobre el Estudiantes en apenas tres días reabre el debate sobre cuál es el primer equipo de la capital, aunque después de lo visto ayer, el único que puede presumir de algo es Antonio Bueno, indiscutible protagonista de la noche con sus 27 puntos.

Azofra y Herreros, los dos capitanes, habían prometido en las horas previas al choque un ritmo frenético y mucho corazón. Hubo de lo uno y de lo otro, pero, por desgracia, nada de cabeza. Ambos equipos confundieron la velocidad con el tocino y si el Madrid tardó dos minutos en anotar su primera canasta, cuando los colegiales hicieron lo propio el primer cuarto ya estaba en su ecuador.

El rebote y la salida fulgurante al contraataque fueron sustituidos por un ir y venir sin sentido plagado de pérdidas de balón, pasos, dobles y todos los errores que concebir se puedan. Los blancos sacaron provecho de este recital de despropósitos gracias a la labor bajo canasta de Burke y Bueno, quienes anotaron 22 de los 45 puntos de su equipo al descanso.

En el Estudiantes, la aportación de sus tres principales hombres de banquillo -Azofra, Iturbe y Jasen- y los rebotes ofensivos que les permitieron 18 puntos en segunda jugada en el primer tiempo, paliaron que el desastre antes de retirarse a los vestuarios fuese definitivo.

En la reanudación, Bueno terminó por erigirse en el héroe blanco al suplir con éxito al decepcionante Kambala, autor de una sola canasta en todo el partido y expulsado por cinco faltas personales cuando faltaban aún 14 minutos para el final. Su fama duro se volvió contra él con estrépito.

Pero Bueno, con canastas desde todas las posiciones superó una y otra vez al también desaparecido Reyes, y sólo Brewer, otra decepción, desaparecido hasta el descanso, sostuvo en esos momentos críticos a los colegiales. El Madrid afrontó el último cuarto con seis puntos de ventaja, y confiado en que Bennett repitiera su asombrosa exhibición del pasado domingo.

Sin embargo, los minutos finales volvieron a ser un compendio de lo peor del baloncesto, incluido un árbitro, el finlandés Jungebrand, con demasiado afán de protagonismo cuando no tenía por qué tenerlo.

La tranquilidad de Stojic, de nuevo autor de dos triples decisivos, volvió a ser decisiva para otorgar una ventaja al Madrid que le acerca a su primer título europeo del siglo a la espera del partido de vuelta la semana que viene. Su técnico, Julio César Lamas, sin embargo, no quiso echar las campanas al vuelo. "La victoria ha sido justa, pero no es decisiva ni definitiva", señaló.