Cura de descanso
Lippi espera contar de nuevo con el verdadero Nedved tras mandarle cinco días con su familia a la montaña
El último ganador del Balón de Oro europeo es el termómetro que mide el estado de salud del Juventus. Si Pavel Nedved está bien, el equipo turinés funciona. Al menos, bajo ese simple principio se ha movido con éxito en las últimas temporadas, en las que el centrocampista checo no ha parado de recibir elogios y parabienes. Pero algo le pasa últimamente a Nedved y eso se nota en el juego de la Vecchia Signora.
Lleno de virtudes notables y siempre caracterizado por una más que generosa dinámica en el terreno de juego y un carácter competitivo de primer nivel, Nedved gasta fama de obsesivo y de trabajador incansable en los entrenamientos. Pero tanta intensidad acaba pasando factura al cuerpo y a la mente. Su nivel físico actual parece alejado del que exhibió en la pasada campaña, llena de grandes exigencias que, a sus 31 años, afrontó con una desmedida determinación.
Ante esos problemas, muchos preparadores italianos suelen recomendar duras sesiones individualizadas para mejorar aspectos puntuales como la velocidad o la resistencia. No es el caso de Marcelo Lippi, el del Juventus, que ha realizado un diagnóstico sobre Nedved más relacionado con su cabeza que con sus cansados músculos: "Ha vivido un curso dedicado sólo al balón. Sólo ha hablado de balones durante todo un año. Estas cosas estresan a cualquiera. Es importantísimo para nosotros y era necesario recuperarlo también desde el perfil de la serenidad. Es un gran campeón, pero no se considera a sí mismo extraordinario. Es una persona humilde que siempre sostiene que no alcanza los números de Ronaldo o Zidane. Apoya su éxito en el trabajo constante, pero ha vivido una época tan intensa como si efectivamente fuera Ronaldo o Zidane, con todas las miradas sobre él".
La receta de Lippi para recuperar a Nedved ha estado muy lejos de los rígidos cánones de entrenamiento que se estilan en Italia: nada de gimnasios ni de trabajo anaeróbico. Durante cinco días de la pasada semana no se le vio ejercitándose en el centro de entrenamiento del club. Lippi le había mandado de vacaciones a la montaña con su familia: "Le convencí para que se relajara un poco. Sólo debía jugar con sus hijos, estar cerca de su mujer y no pensar en el fútbol".
Parece que la cura de descanso le sentó bien al checo, que el sábado pasado fue el mejor jugador del Juventus, que remontó un 2-0 en el estadio del Brescia y acabó ganando por 2-3. Además, marcó el gol de la victoria. Así ha explicado sus sensaciones: "Sentía [en los días anteriores] el vacío dentro. Corría, sí, pero estaba vacío, sin dar mi verdadera contribución al equipo. Me dolía una rodilla, pero ése no era el problema. Había perdido un poco de entusiasmo y estaba estancado. El año pasado fue realmente duro, difícil. Encima, me golpeó en la cara el Balón de Oro. Viví mucha presión. Ahora espero que ya no se hable más. Éste es otro año. Soy Nedved. Estoy bien de nuevo, recargado, y espero continuar así hasta el final".
"Le he visto volver regenerado, sereno", ha afirmado Lippi, el técnico que sigue cuidando con esmero al talismán de la Juve.
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