_
_
_
_

Los gananciales y las mascotas en EE UU

Los divorcios en Estados Unidos están despertando pasiones animales. Cuando llega el momento clave de repartir los gananciales, el problema ya no es sólo quién se queda con el comedor o el coche, sino quien se lleva a Misifú o Lasie. Las peleas por los perros y los gatos han llegado a tal punto que universidades del prestigio de Harvard o Yale ofrecen clases sobre custodia legal de mascotas, e igualmente están proliferando los consejeros matrimoniales dedicados al arbitraje animal y los bufetes con especialistas en el tema. No es un asunto de broma en un país con 160 millones de dueños de mascotas. Los fuertes vínculos emocionales que se forjan entre los seres humanos y los seres peludos explican, según los expertos, las feroces batallas de custodia y los traumas para todas las partes involucradas en las separaciones. El caso del pointer Gigi ha sido sonado. Sus guardianes -como se denomina en términos legales a los dueños de mascotas- decidieron hace cuatro años divorciarse amigablemente, pero cuando llegaron al capítulo de Gigi las buenas disposiciones saltaron por los aires. Desde entonces Linda Kaplan y Stanley Perkins han estado enfrascados en un agrio pleito que les ha costado más de 150.000 dólares en honorarios de abogados y costas judiciales. Linda argumentó ante el tribunal de familia de San Diego (California) que ella podía cuidar mejor del perro porque al trabajar en casa nunca le dejaría solo, pero Stanley objetó la presencia del nuevo felino de su ex. La pareja de divorciados llegó a contratar a una experta en conducta canina para que evaluara "quién quería más a Gigi". La terapeuta se inclinó a favor de la mujer, y el juez, aparentemente harto, aceptó su decisión y le concedió la custodia a Linda con derechos de visita para Stanley. Hay incluso quien secuestra a las mascotas y acaba en la cárcel. Cuando Lynn Goldstein y Thomas Nichols se divorciaron en 1999, el juez le otorgó a ella la custodia de los tres perros y a él la de los dos gatos. Lynn no podía soportar la falta de Beanie y Kacey y en un fin de semana que le tocaba tenerlos fingió que se habían escapado cuando en realidad los había llevado a casa de una amiga con intención de fugarse después fuera de Kentucky con toda su fauna doméstica. Pero como el ex marido se lo olía había contratado a un detective privado que filmó todo en un vídeo y luego lo aportaron como prueba judicial. Lynn ha pasado 30 días entre rejas y ha perdido la custodia de los mininos. Para evitar que las desavenencias lleguen a tales extremos, los expertos recomiendan a las parejas que hagan contratos prenupciales sobre las mascotas. Organizaciones como Animal Legal Defense Fund están presionando a jueces y legisladores para que "consideren los intereses y necesidades de los animales" explica Bárbara Newell. No todo el mundo es partidario. Rick Cupp, profesor de derecho en la Universidad Pepperdine de California, opina que casos como los de Gigi, Beanie o Kacey ilustran cómo el asunto se está desproporcionando.-

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_