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Crónica:FÚTBOL | Ida de las semifinales de la Copa del Rey
Crónica
Texto informativo con interpretación

Solari se olvida de Ronaldo

El despliegue del argentino y la solidez de Helguera permiten al Madrid empinar un duelo marcado por la ausencia del goleador

José Sámano

El repentino subidón febril de Ronaldo, que, a excepción del choque liguero de Vila-real, se perdió el primer duelo relevante de su equipo, dejó al Madrid ante su examen más exigente de los últimos tiempos. Sin martillo, rebajada su distinguida pegada, el equipo se vio obligado a cambiar su guión habitual. De la nueva versión salieron engrandecidos Solari y Helguera, protagonistas de un partido que el Madrid no desatascó hasta mediada la segunda parte. Y lo hizo más por decisión que por juego, porque la noche le salió torcida de inicio con la baja del brasileño, cuya sombra es demasiado alargada incluso para un grupo tan conspicuo, un equipo tan acostumbrado a zurrar al contrario en los metros finales.

REAL MADRID 2 - SEVILLA 0

Real Madrid: César; Salgado, Helguera, Raúl Bravo, Roberto Carlos; Beckham, Guti; Figo (Portillo, m. 32), Zidane, Solari (Juanfran, m. 85); y Raúl.

Sevilla: Esteban; Alves, Javi Navarro, Pablo Alfaro, David; Redondo, Torrado, Martí, Antonio López (Antoñito, m. 68); Baptista; y Darío Silva (Marañón, m. 89).

Goles: 1-0. M. 55. Solari le hace la bicicleta en el área a Javi Navarro y sorprende a Esteban con un disparo que se cuela en la portería.

2-0. M. 76. Raúl recibe solo en la frontal del área y chuta ajustado al poste.

Árbitro: Turienzo Álvarez. Amonestó a Solari, Salgado y Aitor Ocio (mientras hacía ejercicios de calentamiento).

Unos 65.000 espectadores en el estadio Santiago Bernabéu.

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Por si fuera poco, el reto era ante un conjunto como el Sevilla, que se maneja con mucho oficio y ardor cuando se trata de morder. Como mostró en Chamartín, jamás tiene menos de cinco jugadores por detrás del curso de la pelota, y todos bien distribuidos por la alambrada. El Sevilla juega con el casco puesto y sólo Darío Silva, Baptista y Alves tienen pase pernocta en ataque. Los demás saben muy bien cómo complicar la vida al contrario. Sobre todo en el eje del medio campo, donde Martí, Torrado y Baptista -sobrado de gasolina para ser un futbolista de ida y vuelta- asfixiaron a Beckham y Guti. A partir de ahí templaron al Madrid, que arrancó con una magnífica ocasión de Raúl y luego apenas emitió más señales ofensivas hasta el cierre del primer tiempo.

Por supuesto mucho tuvo que ver la indisposición de Ronaldo y el costillazo de Figo, retirado a la media hora por un golpe en el costado. Sin el brasileño, Queiroz dispuso un trueque con Raúl y Zidane. El primero hizo de Raúl y de Ronaldo -y hasta protegió la banda derecha tras el dolor de Figo- y el francés, de Raúl. Pese al mareante esfuerzo del capitán, la prueba no resultó del todo. Con Zidane más adelantado, el equipo perdió brújula, y Guti y Beckham se sintieron con más obligaciones de enganchar con los delanteros que de costumbre. Ello dejó a la intemperie a la defensa, siempre amenazada por Baptista, un jugador poderosísimo que se descuelga en el área rival como un búfalo. Demasiado para los dos medios centros del Madrid, cuya fragilidad defensiva fue extraordinariamente corregida por Helguera, de una vez por todas un central para toda la vida.

Queiroz varió su apuesta inicial a raíz de la lesión de Figo. Juanfran era su relevo natural en la orilla derecha, pero el técnico portugués se inclinó por Portillo. En apariencia un remedio para la soledad de Raúl, el único carpanta frente a Esteban. Pero el peso de Portillo no fue muy relevante hasta su derroche de voluntarismo a la media hora de la segunda parte. El chico, que a estas alturas lleva un curso entero de pretemporada, se empeñó en recuperar la pelota en el costado derecho de la defensa sevillista y su ahínco derivó en una buena asistencia de Guti para el segundo gol local. Todo un botín para el Madrid, como tantas veces de nuevo en clara ventaja sin demasiados alardes. Puesto firme por la solidez sevillista y sostenido por el sudor de Helguera y Solari, el Madrid se atascó más de la cuenta en muchas fases. El choque le exigía aplicación defensiva y paciencia, sosiego hasta adivinar una rendija en la zaga andaluza. Esa fisura que Ronaldo explota como nadie en el planeta fútbol. Y la chispa no saltó hasta que Solari puso en evidencia a Esteban. El portero asturiano se tragó un zurriagazo de Solari -mitad centro, mitad disparo- que se coló por su poste más cercano, el que jamás debe desproteger un guardameta. El despiste de Esteban restó picante al Sevilla, que a partir de entonces se sintió perdido, fuera de lugar. El Madrid se quitó las correas y arreó hasta el final, con ansias de cerrar la eliminatoria en un solo asalto. Del apretón mucho tuvo que ver Solari, que con su soberbio despliegue físico y ayudado por la exuberancia de Roberto Carlos, machacó a Alves y Redondo, incapaces de barrer su banda. Tras el fútbol melancólico del primer tramo, el Madrid metió una nueva velocidad al duelo y terminó por desenchufar definitivamente al Sevilla, aturdido por su repentino desplome.

Desfondado ante la avalancha final de los madridistas, el equipo de Caparrós se achicó por delante y por detrás, confundido, sin tener claro su papel en la contienda: ¿a por un gol o a taparse para evitar una escabechina? No resolvió la ecuación, el Madrid se creció con la distancia en el marcador y bajó la persiana al partido entre aplausos de la grada, que antes había expresado cierto desagrado con la sosería inicial del equipo. Finalmente agradeció la buena segunda parte de los suyos, se olvidó de la pachucha diarrea de Ronaldo y hasta bromeó con el supuesto beneficio de una fugaz bajada de peso del brasileño. Solari, siempre dispuesto, máxime si no se le exige jugar de lateral, se encargó de borrar el rastro del brasileño. Y ya tiene mérito.

Guti, Beckham y Zidane acuden a felicitar a Raúl tras el gol de éste, el segundo del Madrid.
Guti, Beckham y Zidane acuden a felicitar a Raúl tras el gol de éste, el segundo del Madrid.MIGUEL GENER
Beckham sigue el juego caído en el suelo.
Beckham sigue el juego caído en el suelo.MIGUEL GENER

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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